Las artes escénicas: expresión, bienestar y terapia

Existen propuestas incluyentes en  Medellín que le apuestan a la libre expresión y al bienestar de personas con síndrome de Down y con discapacidad cognitiva o motora.

Carolina Londoño Saldarriaga


Se estima que el número actual de habitantes en la ciudad es de  2’780.636, según el documento Medellín y su Población, publicado por la Alcaldía. El último censo acorde con el tema, titulado Encuesta de Discapacidad, fue realizado por la Secretaría de Salud de Medellín y arrojó como resultado a 47.252 personas, cifra dentro de la cual se encuentra la población con síndrome de Down.

Llamado también Trisomía 21, el síndrome de Down, según Camilo Ortiz Echeverri, especialista en pediatría y médico cirujano de la Universidad Pontificia Bolivariana, “se considera como la más frecuente anomalía cromosómica, pudiéndose presentar en uno de cada 800 recién nacidos vivos y está directamente asociada con la edad materna”. El especialista explica que las patologías presentes en personas con esta condición son: tendencia al sobrepeso, hipotiroidismo, cardiopatías congénitas, hipotonía, hiperlaxitud ligamentosa y retraso mental. En algunos es frecuente la depresión y la ansiedad.

Arte y bienestar

César Román Velásquez, de 35 años, es miembro de Teatro El Grupo. Antes de llegar allí, pasó por un momento difícil en su vida. Desde muy joven estuvo en contacto con el arte; asistió a clases de pintura en óleo y piano en la Escuela Superior de Artes Débora Arango, desde el 2003 hasta el 2007. Rocío Velásquez, la madre de César dice que, de un momento a otro, su hijo cayó en una depresión que lo afectó e interrumpió el proceso y la calidad de vida que él llevaba hasta ese día.

En el 2009, César ingresó al colectivo El Grupo. Allí lleva seis años. “Le vi  mucha rehabilitación, ya no es tan tímido ni malgeniado, se relaciona con sus compañeros, ya no lo veo aburrido o llorando como en algunas ocasiones lo llegué a encontrar, y está haciendo lo que le gusta”. La responsabilidad y la independencia son factores que adquieren los practicantes de teatro. “César se viste y se organiza solo;  los muchachos mismos eligen y están pendientes de los vestuarios de las obras, no las mamás”, concluyó Rocío.

Para Rigoberto Pasos Vanegas, psicólogo de la Universidad San Buenaventura, la práctica del teatro desarrolla  capacidades cognitivas y sociales, ayuda a encontrarse consigo mismo y a superar miedos. También asegura  que “quien actúa aprende por ensayo y error; es en esos dos momentos en que aparecen la cognición y la reflexión”.

El Pediatra Camilo Ortiz afirma que las actividades multidisciplinarias que se dan en el teatro como la danza, la gesticulación y los procesos de memorización, estimulan diferentes funciones cerebrales como el lenguaje, la audición, y la motricidad. Considera al teatro como una excelente terapia.

El Grupo, escenario de la igualdad

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Teatro El Grupo es ejemplo de lo que una agrupación de personas, motivadas por el amor y la libertad, pueden lograr. Nace en el año 2004 como propuesta artística independiente a partir de una experiencia pedagógica, realizada en el Centro de Servicios Pedagógicos de la Facultad de Educación  en la Universidad de Antioquia. Hoy este proyecto lleva once años. Beatriz Duque, fundadora de Teatro El Grupo, estudió educación especial. Cursando la carrera, decidió que quería hacer arte; entonces se motivó a estudiarlo como otra alternativa.

Teatro El Grupo está conformado por diecisiete artistas con síndrome de Down, entre los 18 y los 40 años. Cada uno de ellos es autónomo, expresa su punto de vista y sabe llevar su vida. Santiago Moreno Alemay, actor de 32 años de edad, lleva ocho años en el teatro;  lo enorgullece su independencia y expresa lo que significa el teatro para él: “felicidad”. Además, demuestra que la ciudad y su condición, no son barreras: “Yo cojo un taxi, cojo el Metro, soy miembro del grupo Scout 172 Amazonas, y también estoy en la Corporación Artesas”.

Paulina Zapata Gómez, actriz de 31 años de edad, es la actual pareja sentimental de Santiago Moreno. Para ella Teatro El Grupo es una experiencia “chévere”, donde comparten alegrías y tristezas. Tiene la certeza de que una habilidad lleva a otra; hace algún tiempo quiere obtener un papel que le permita cantar y mostrar la capacidad vocal que el teatro le ha ayudado a explorar.

“Se hace arte sin estigmas. Una propuesta que permite niveles de independencia y autodeterminación: ¡yo lo decido!, ¡yo lo quiero!, ¡yo lo hago!”.

Beatriz Duque, educadora especial y creadora de Teatro El Grupo.

Algunas de las obras que han realizado son: Romeo y Julieta (obra de Shakespeare); Olowayli y el Rey de los Pájaros (a partir del texto de Javier Carbonero); Alicia, el musical (textos de Lewis Carroll); Amores Imposibles (obra de la vida de los miembros, donde  se representa el amor, lo que ellos piensan y sienten). Estas creaciones artísticas las muestran en escenarios como el Teatro Municipal de Envigado. Además, Beatriz cuenta que han tenido la oportunidad de participar en festivales internacionales en Chile y Bolivia. Actualmente, ensayan en el Centro Cultural de la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia, y tienen planeado viajar a México en diciembre de 2015 a un festival teatral al que están invitados.  

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Educando para la diferencia

Según Beatriz Duque, la población con síndrome de Down ha sido estigmatizada y subestimada por años. Parte de la sociedad tiene la idea de que las personas con este síndrome  son “diferentes”; piensan que su trato debe ser distinto y que se les debe exigir menos. Por eso dudan de su papel en la sociedad, sin tener en cuenta que su mente y su capacidad no tienen límites. Duque reitera que “son seres humanos con dificultades normales, con egos, con miedos, con rabias; pero también con mucho amor, con mucha motivación, con mucha dedicación y disciplina. Es difícil cuando la gente, el contexto, la familia no cree en ellos;  entonces no les exigen como adultos, los tratan como niños; allí hay una contradicción con el mundo”.

Líderes como Luz Myriam Sastoque, creadora de la Fundación Funindown, de Barranquilla, resalta la importancia de educar a las nuevas generaciones sobre estos temas. Ella hace campañas de sensibilización en las redes sociales; visita algunos colegios y empresas, con el fin de que se conozca “lo que son estas personas, pues la ignorancia, con respecto a esta condición, es lo que genera el rechazo”.

Pensando en ellos

Proyectos como Teatro El Grupo; la Corporación Artesas (que tiene programas de danza, expresión corporal,  artes plásticas,  música, entre otras actividades);  la Fundación El Ágora, de Envigado,  a la cual  Rocío Velásquez, madre de César Román (miembro  de Teatro El Grupo), se refiere como una fundación que los tiene satisfechos,  y la Corporación Artística Azul Ilusión (propuesta musical), tienen en particular que son espacios donde se fomenta la libertad y el potencial del talento de las personas en situación de discapacidad.

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