Medellín: cuna del reggaetón global y espejo de la sexualización de la mujer en la música urbana

24 de septiembre del 2025

Imagen creada con IA

Medellín, la ciudad de la eterna primavera, ha sido desde el año 2000 uno de los epicentros del reguetón, un género que se globalizó desde sus calles. Sin embargo, su éxito vino acompañado de un reflejo que mostraba la sexualización de la mujer en la música urbana.

Durante años, las letras de artistas locales reforzaron la visión de la mujer como un objeto de deseo, reduciéndose a su cuerpo y a movimientos de baile sensuales. Esta dinámica no solo permanecía en las canciones: los videoclips producidos en la misma ciudad se convirtieron en una vitrina global de la hipersexualización femenina, proyectando una imagen de la mujer que, en muchos casos, no la representa.

Pero algo ha cambiado en Medellín. Hoy la ciudad no solo exporta reggaetón, sino también discursos femeninos que buscan resignificar el papel de la mujer en el género. Es aquí donde artistas como Karol G han ganado una visibilidad mundial, pasando de ser un objeto representado por otros a ser dueñas de su propia narrativa. La cuna del reguetón masculino es ahora también la casa de una voz femenina que se atreve a ser dueña de su cuerpo, su historia y su mensaje.

La periodista Elizabeth Otálvaro, nacida en un barrio popular de Medellín, reflexiona sobre cómo la figura de la artista Karol G la ayudó a reconciliarse con su origen y a reafirmar su conciencia de clase.

La autora describe cómo, en su adolescencia, se distanció de la estética popular para no ser asociada con la narcocultura, prefiriendo el rock y otras expresiones alternativas. Sin embargo, su paso por la universidad pública y su vida en Bogotá la llevaron a reafirmar su identidad y su pertenencia a la clase popular, a pesar del clasicismo que enfrentó.

Otálvaro interpreta el término “bichota” como un símbolo de liberación y empoderamiento femenino. A través de la figura de Karol G, la autora se reconcilió con la estética que antes despreciaba y vio con orgullo lo que en el pasado le causaba vergüenza. El texto también aborda las críticas hacia la artista, considerándose una manifestación de clasismo y racismo. El artículo concluye que Karol G le ha permitido a la autora abrazar plenamente su identidad de clase social.

La industria musical, históricamente dominada por una perspectiva masculina, ha relegado a menudo la imagen de la mujer a un papel secundario y decorativo. En videoclips y letras de canciones, la figura femenina era frecuentemente reducida a un mero accesorio, a la personificación de un estereotipo de belleza y sensualidad pasiva, o simplemente a un objeto de deseo en la narrativa del artista.

Las artistas contemporáneas han tomado control de su historia y sexualidad, pasando de ser objetos del relato masculino a protagonistas activas de su narrativa. Este cambio se refleja en figuras como Karol G, Nicki Minaj, Kali Uchis y Becky G, quienes han logrado hitos históricos en la música urbana. Canciones como Tusa, Telepatía, Mamiii y Provenza consolidan su liderazgo y demuestran el poder femenino en la industria musical.

Este movimiento se siente con fuerza en la industria, donde diversos artistas están rompiendo con los viejos estereotipos de la “mujer paisa” o cualquier otra visión reduccionista. Cada vez más, buscan integrar a mujeres “más reales” en sus producciones visuales y componer letras que reflejan una complejidad y autenticidad que va más allá de lo superficial. Esta evolución no solo enriquece la música, sino que también ofrece nuevas perspectivas y empodera a las voces femeninas, construyendo un relato mucho más diverso y representativo.

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Mujeres en Roles de Poder

Es crucial impulsar la presencia de mujeres en roles técnicos y de liderazgo: productoras musicales, ingenieras de sonido, directoras de video, mánagers y ejecutivas de sellos discográficos. Cuando una mujer está en la mesa de negociación, tiene el poder de contratar a otras mujeres y de asegurarse de que los proyectos tengan una visión inclusiva.

Contratar a directoras de videoclips es una forma poderosa de cambiar la narrativa visual. Una directora puede filmar el cuerpo femenino de una manera que celebre su poder y no su cosificación. Por ejemplo, en el reguetón, un género criticado por su representación de la mujer, muchas artistas como Karol G o Anitta han trabajado con equipos creativos liderados por mujeres para dirigir sus videos, mostrándose como dueñas de su sexualidad y no como objetos para el consumo.

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Una de las formas más efectivas de darle protagonismo a la mujer es crear un ecosistema donde se apoyen mutuamente.

Colaboraciones Femeninas

Las colaboraciones entre artistas, productoras y compositoras crean un poderoso mensaje de unidad. Ver a dos o más artistas exitosas en un mismo tema rompe con el mito de que “no pueden haber dos reinas”.

En resumen, darle a la mujer el protagonismo que se merece es un proceso que exige un cambio de visión en toda la cadena de producción musical. Se trata de permitirles, y apoyarlas, para que cuenten su historia con su propia voz, su propio cuerpo y sus propias reglas, dejando atrás la narrativa impuesta por siglos de industria dominada por hombres.

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