Por: Stefany Foronda Cañas, Sebastián Romero Chaves y Heidy Yaritza Pino Cañas
Hay una sensación generalizada de gratitud y de alegría por retornar a la presencialidad y encontrarse con un nuevo ambiente universitario, volverse a ver con los compañeros y estar de lleno en las rutinas que son propias de habitar la universidad. No obstante, el haber ‘probado’ la virtualidad, dejó a más de uno enamorado de ella. En el recorrido por pasillos y dependencias, nos encontramos con voces y recuerdos que añoran estar tras las pantallas.
- Diego García, estudiante de noveno semestre de Derecho, es uno de los que quedaron prendados de esta modalidad virtual porque le permitió pasar más tiempo con su familia. “Darme cuenta de que hay prioridades para con ellos y el sentir de ese hogar me gusto mucho la virtualidad”.
- También es el caso de Melissa García, estudiante de Comunicación Social de noveno semestre, nos contó que para ella el cambio de la presencialidad a la virtualidad fue un regalo, como ella misma dice, es una persona que no le gusta salir mucho, “a lo largo del tiempo me fui dando cuenta que al estar en virtualidad uno logra hacer muchas cosas, ya que se ahorra el tiempo de viaje, por ejemplo al arreglarse para ir a la universidad o cosas así”.
- Para Melissa Henao, estudiante de Psicología de últimos semestres, la concentración durante las clases virtuales era algo muy intermitente al principio y fue muy difícil adaptarse, pero luego fue más fluido el proceso y valora mucho el tiempo que se ahorra entre los desplazamientos, “yo vivo en La Estrella, muchas veces por problemas que suceden con el transporte llego tarde a las clases, así salga con tiempo de mi casa”.
- Julián Garro, estudiante de Comunicación Social de noveno semestre, se expresa que para él es mucho mejor la educación virtual que la presencial, ya que brinda más herramientas y otorga más tiempo a personas que no solamente estudian: “Cuando uno trabaja, realmente la virtualidad nos da la opción de conectarnos desde cualquier parte, adicional el día que no podamos ver la sesión, luego podemos estar al día, todo es una gran ventaja”.
- Lina Marcela Yepes, secretaria de la OCRI, nos dio su perspectiva desde un empleado de la parte administrativa de la universidad, ella realmente no la aqueja la presencialidad o la virtualidad, una persona responsable que sabe que tiene que hacer esté donde esté, pero por temas de comodidad; como ella bien dice, es uno de los puntos por los cuales volvería a la virtualidad “A modo personal, prefiero la virtualidad, veo que no es necesario gastarse una hora o hora y media en transporte y lo segundo es por el tema de la comodidad en el vestuario”.
- María Carolina Restrepo Builes, docente del departamento de Idiomas desde hace alrededor de 17 años, cuenta que representó el desafío de enfrentarse a la tecnología, al igual que para muchos de sus colegas. “Era muy reacia a estar ahí metida, pero finalmente y ahora que volvimos, digo que para mí la virtualidad fue un paso en la vida para volverlo a vivir”.
- La apreciación de Paula Andrea Vargas Montoya, coordinadora de prácticas de Diseño gráfico, fue en cuanto a una mayor participación de algunos estudiantes que por su timidez no lo hacen en la presencialidad, ese fue un punto a favor para los docentes.
- Para Dylan Show, estudiante de Arquitectura de octavo semestre, el plus que lo enamoró de la virtualidad fue el tener más tiempo para estar en su casa y “poder hacer las actividades más rápido y con tiempo”.
- Dalia Barcos, docente de Inglés, manifiesta que no fue complicado el adaptarse a la virtualidad y sus clases fluían de una manera amena para ella y sus estudiantes, al volver a la presencialidad extraña la rutina que compartía con su hija, “me encantaba estar con ella, acompañándola y haciendo acto de presencia”.
- Ana Lucía Restrepo Rodríguez, estudiante Comunicación Social de tercer semestre, nos cuenta que inició su vida universitaria en la virtualidad lo que se convirtió en su normalidad y a lo que se adaptó debido a que “por parte de la universidad me sentí muy acompañada por parte de los docentes y las directivas , no me sentí tan sola”.
- Jesús David Trejos, estudiante de Comunicación Social de noveno semestre, relató que al inicio fue abrumante y sin sentido; sin embargo, al adaptarse a esta nueva posibilidad encontró más ventajas que desventajas, “es la posibilidad de estar recibiendo clase desde cualquier lugar del mundo”.
- Otra profe de Idiomas, Adriana Diaz, se sentía más que bien dentro de todo lo que la virtualidad le podía ofrecer, por el ahorro del tiempo y “por otro lado, no he podido con los zapatos, eso es algo que sabe toda la universidad”.