La burbuja del pet friendly

La burbuja del pet friendly

22 de noviembre de 2024

Por: Laura Márquez y Fatima Quintana

Colombia es hogar de aproximadamente 63.303 especies, casi un 10 por ciento de la fauna total del mundo. Desafortunadamente todos estos animales no viven bajo las mismas condiciones, ya que solo una minoría, como los perros y gatos, gozan de una excelente calidad de vida, mientras que los demás animales viven en un contexto muy distinto.

Parece que en nuestra sociedad, los animales domésticos se han ganado un lugar especial en el contexto social y la conciencia colectiva, se han vuelto parte de la familia, incluso algunos son considerados con el término “perrhijo” ya que cuentan con el mismo nivel de importancia y vinculación emocional que se tiene por un hijo de parte de sus dueños.

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Hoy en día en las calles de Colombia así como en otros países latinoamericanos, es común encontrarse la repetida escena de personas paseando alegremente con sus mascotas, participando en eventos y disfrutando de lugares diseñados especialmente para ellos. La cultura Pet-Friendly ha cobrado fuerza en la región en las últimas décadas, promoviendo un mayor respeto y cuidado hacia los animales domésticos.

¿Qué significa pet-friendly?

Para Ana Milena Estrada, veterinaria de la Clínica Veterinaria de Medellín, el Pet Friendly corresponde a “Un manejo especial para tratar de evitar al máximo los niveles de estrés que las mascotas pueden llegar a tener” es decir, ser Pet Friendly no es solo admitir a las mascotas en un negocio, espacio público o punto de servicio, sino que este sea adaptado para todas las necesidades de estos. ¿Pero, por qué tanta relevancia?

América Latina es uno de los lugares con mayor crecimiento de animales domésticos. De hecho, en Colombia, según los datos obtenidos por Kantar Worldpanel el 40% de los hogares en el país tienen algún animal de compañía, es decir, alrededor de 3.5 millones de mascotas hacen parte de las familias colombianas, principalmente perros; ciudades como Bogotá, Medellín y Cali son las que reportan mayor tenencia de mascotas.

Según Héctor Saúl, psicólogo clínico, el aumento de mascotas en los hogares colombianos obedece a cambios en las dinámicas sociales, como la disminución del tiempo, los espacios más pequeños de convivencia familiar  y el temor a la responsabilidad de tener hijos, por lo que el número de miembros en las familias se va reduciendo cada vez más y las mascotas pasan a ser la opción perfecta. 

Sin embargo, los seres humanos como seres sociales, buscan el cariño y la compañía de otros para evitar la soledad, por lo que, en los últimos años han comenzado a transferir esas necesidades básicas a las mascotas. “Es allí donde se cambia el rol de la mascota que pasa a convertirse en un miembro más de la familia y empieza eso que en algún momento se llama la antropomorfización del animal donde empiezan a tener nombres de humanos y se convierten en el bebé o el hijo”, expresa Saúl. 

Escuche aquí la entrevista completa:

Pero esto, ¿es sano? La psicóloga Ana Cristina Sánchez Morales, explica al respecto que las personas son capaces de querer o amar a cualquier ser vivo, independientemente de si es persona o animal, dependiendo del valor que se le de a ese vínculo afectivo. “El querer tanto a un animal y cuidarlo no se puede decir en sí que está relacionado a un trastorno pero esto podría interpretarse como el reemplazo de un ser querido o bien alguna situación de separación tratando de suplir dicho sentir, pudiera ser sano claro, pero hasta donde se lleve a lo normal”.

¿Hasta dónde llega el límite de lo normal? Este es un debate complejo, lo cierto es que cada vez más personas ven en sus mascotas otro miembro más de la familia y como resultado de esto el cuidado y la atención dedicados a las mascotas han alcanzado niveles sin precedentes, dando lugar a un floreciente mercado de productos y servicios destinados a satisfacer las necesidades de nuestros amigos peludos.

Manuela Lara, estilista canina de Glamour Pet comenta que en su establecimiento se encuentra mucho con perros más que con gatos y que estos suelen ir para baño y corte, así como sus dueños lo que más suelen comprarles son cepillos de dientes para sus caninos “Los perros son los que más vienen con nosotros, en especial la raza de los Shih Tzu, y los gatos si vienen pero es muy extraño verlos por acá”.

Tradición, cultura y maltrato

Esta misma sociedad que mima a sus perros y gatos a menudo ignora o incluso participa en el cruel comercio de animales silvestres y exóticos, muchas veces  arrancados de su hábitat natural y sometidos a condiciones de vida inadecuadas, sufren un maltrato desgarrador en nombre del entretenimiento humano o la venta lucrativa. ¿Por qué este comportamiento tan desigual?

Para responder esta pregunta es necesario conocer su historia. La conexión entre humanos y animales ha sido una constante a lo largo de la historia aunque no siempre de la misma forma: en sus inicios, esta relación se forjó en la crudeza de la supervivencia, que con el tiempo, la evolución del hombre y la domesticación de especies, evolucionó hacia una dinámica de poder, donde los animales pasaron de ser grandes depredadores a ser vistos como simples herramientas y objetos a merced del ser humano.

No obstante, como señala María Alejandra Mariño, antropóloga especializada en cultura, esta visión occidental de superioridad humana ha experimentado un cambio notable en las últimas décadas, que se debe, en gran medida, a la aparición de movimientos sociales en defensa de los derechos de los animales que cobraron fuerza a partir de 1975.

Escucha aquí la entrevista completa:

A pesar de esto, es curioso y a la vez preocupante cómo a pesar de los grandes avances en materia de derechos y de una mayor conciencia de cuidado a los animales en su mayoría domésticos, aún existe en la sociedad rastros de maltrato animal, principalmente hacia la fauna silvestre y otras especies que han sido relegadas a un segundo plano.

Mariño destaca un punto crucial para entender este problema: aún arrastramos esa mentalidad de supremacía humana, donde los animales ocupan escalones inferiores en la jerarquía y dependiendo de su proximidad a nosotros, reciben más o menos atención. “El que está más cerca del humano es el animal doméstico y después empiezan a seguir los demás animales, en donde entran los animales de consumo como seres altamente desmoralizados, a los que se les quita su esencia de ser vivo y se convierten solo en mercancía” indica al respecto.

La paradoja de cuidar tiernamente a un perro en casa mientras se compra un loro exótico capturado ilegalmente, o se va a ver a los toros ser maltratados en medio de la arena para el disfrute de muchos es un recordatorio doloroso de la doble moral que a menudo existe en nuestra relación con muchas especies animales, donde muchas veces prima más el lograr beneficios de estos, como lo es la obtención de su carne, pieles, dientes, diversión o belleza etc.

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Foto por: Fatima Quintana

¿Dónde quedan las más de 60.000 especies que habitan en Colombia?

Colombia, un país conocido por su impresionante biodiversidad, alberga una vasta gama de especies animales, muchas de ellas solo son posibles de observar en el país; desde majestuosos jaguares hasta coloridos tucanes. Sin embargo, entre toda esta riqueza natural, hay una práctica que causa gran preocupación: el tráfico ilegal de animales silvestres y exóticos.

Tan solo el año pasado, 2023, se recuperaron 28.025 especies silvestres en Colombia, aproximadamente una cada 20 minutos. Titis, monos, guacamayas, tortugas, pericos y tucanes son solo algunas de las víctimas de este comercio despiadado, que no solo amenaza la conservación de estas especies, sino que también les inflige un terrible maltrato. ¿Acaso debemos limitar nuestra preocupación solo a nuestras mascotas domésticas?

Desde el deseo de tenerlos como mascotas hasta ciertas prácticas culturales como algunos platillos típicos de Semana Santa, son unas pocas de las razones detrás del tráfico de especies en el país. A estas se suman otras formas de maltrato arraigadas en nuestra sociedad, como el abandono de animales, la tauromaquia, las peleas de gallos y el uso de animales como entretenimiento.

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¿Alguna vez te has preguntado cómo viven los animales que comes en las granjas industriales? La realidad es que son tratados más como productos que como seres vivos. Vacas, cerdos, gallinas y más viven en condiciones realmente duras, apiñados y sin las mínimas condiciones para llevar una vida digna. Pero, ¿sabías que también tienen derechos que merecen ser respetados?

La Declaración Universal de los derechos de los animales les reconoce como seres sintientes y proclama sus derechos como por ejemplo, vivir en libertad para los animales salvajes; condiciones dignas, para los animales domésticos; y jornadas adecuadas de descanso, para los animales de trabajo. En Colombia, gracias a la Ley 1774 de enero de 2016, la Ley 84 de 1989 y el Código de Procedimiento Penal, todas las especies animales existentes en el país tienen derecho a que se les brinde protección y bienestar.

Para la veterinaria Ana Estrada, “todos los animales sienten y todos los animales tienen un tipo de pensamiento obviamente no tan racionalizado como un ser humano, pero ellos sienten dolor, hambre, calor, sienten de todo tipo de cosas, no es un ser inerte, si uno dice esto no le va doler si se cayó de malas, ellos sienten normal como un ser vivo, ya sean perros o gatos o los animales exóticos”.

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Entonces ¿por qué no cambiamos eso? Pese al esfuerzo realizado por activistas, líderes políticos y personas del común, existen factores de gran peso que dificultan el exterminio de estas prácticas, entre ellas porque existen intereses políticos y económicos de por medio y personas poderosas detrás de todo. Además es difícil desarraigar una práctica en donde hay tanto poder como base y también por nuestra visión anacrónica del mundo, donde nos cuesta despegarnos de lo tradicional, de lo habitual y no queremos aprender; expresa al respecto la antropóloga Mariño.

Del Pet Friendly al Animal Friendly

Colombia está liderando el camino hacia una nueva era de convivencia armoniosa entre humanos y sus fieles amigos peludos. Desde los rincones más remotos hasta las bulliciosas calles de Medellín, el país está abrazando la cultura Pet Friendly. ¿Quién diría que pasear por sus calles sería un festín visual para los amantes de los animales? Cada esquina revela una escena encantadora: personas paseando con perros perfectamente peinados, vestidos con vistosos lazos y coloridas pañoletas que reflejan el profundo afecto y cuidado que se les brinda a estos compañeros de vida.

¿No es esto una manifestación del deseo creciente de equidad y respeto entre especies? Aunque es innegable que existe una diferencia en el trato hacia los diferentes tipos de animales, no debemos perder de vista el progreso notable que hemos logrado en el cuidado de nuestras mascotas.

La cultura Pet Friendly ha sido un paso importante para plantear la importancia de crear mayor conciencia de cuidado animal que abarque muchas más especies. ¿Por qué limitarse únicamente a perros y gatos? Hay un amplio abanico de especies que necesitan la ayuda y protección del ser humano. En este punto de la historia la sociedad pide a gritos mirar más allá de esta estrecha esfera y construir una cultura más inclusiva que abarque a todos los animales, proteger sus hábitats naturales y retribuir el maltrato que por años se les ha dado.

Quizás sea hora de que ampliemos nuestra perspectiva y reconozcamos la importancia de una convivencia armoniosa con todas las criaturas que comparten nuestro planeta. Colombia lleva un gran avance con la excelente cultura que está fomentando hacia sus animales de compañía, ahora lo que necesita es dar lo mismo a los demás y no nos referimos a las mismas adecuaciones, sino al mismo trato de respeto y amor, ya que cada especie tiene necesidades diferentes, pero todos tienen algo en común y es que son seres que sienten y merecen vivir en un planeta digno para ellos.

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