Autismo e inclusión: ¿Cómo derribar el estigma?
24 de octubre, 2025
Por: María Camila Gallego Gómez

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una forma distinta de habitar el mundo que, según datos de la Unidad Especializada en el Aseguramiento y la Prestación de los Servicios de Seguridad Social en Salud, tiene presencia en el 1,2% de la población en Colombia, lo que representa unas 600.000 personas. Sin embargo, el acceso limitado a especialistas para un diagnóstico riguroso y un tratamiento oportuno hace que estos datos puedan no ser del todo exactos.
Se habla de una manera distinta de habitar el mundo pues, si bien incide en la comunicación, el comportamiento y la interacción con los demás, algunas investigaciones sugieren que el TEA se manifiesta de una manera única en cada persona, dependiendo de ciertos niveles de severidad. Según esto, es común que las personas con esta condición accedan con mayor facilidad a altos grados de estrés, ante la exposición a ciertos sonidos, ciertos olores, ciertas texturas. Son personas más sensibles que la mayoría y por eso es necesario que accedan a un tratamiento comprensivo y oportuno.
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Pese a los esfuerzos científicos por investigar y comprender este espectro, muchas personas que conviven con esta condición no solo tienen que enfrentar las barreras burocráticas para acceder a un tratamiento oportuno, sino que deben enfrentar un estigma social negativo que se manifiesta por causa del desconocimiento de la gente.
La necesidad de una comunicación sensible para derribar estigmas
En el foro “Hablemos de Autismo” celebrado en el marco de las XI Jornadas del Programa de Psicología de la Universidad Católica Luis Amigó, se trató las dificultades en temas de inclusión que aún hoy persisten con el autismo, y los grandes avances, en cuanto a comunicación y habilidades sociales, que se alcanzan cuando se diagnostica a tiempo.
Una de las expositoras invitadas, la investigadora y analista en conducta, Maria Zuleima Piedrahita, menciona que un tratamiento desde edad temprana mejora las habilidades comunicativas de los niños, pero hay que tener la sensibilidad necesaria para lograr avances, pues se debe entender que su lenguaje no siempre es el verbal: “Es cuestión de escuchar su forma de decir las cosas, pues a veces recurren a lo repetitivo y cada mensaje verbal y no verbal tiene su peculiaridad, su propio detalle”, explicó.
Escuche el testimonio de una terapeuta respecto al tratamiento de TEA en niños.
El primer obstáculo puede estar en casa
Asimismo, el desconocimiento, incluso dentro de las mismas familias de niños y niñas con esta condición, dificulta la construcción de una comunicación empática y asertiva; algo que con el tiempo puede ser excluyente. Andrea Torres Córdoba, otra de las tres panelistas en el foro y directora operativa de Fundación Lupines (una institución en Medellín que se encarga de educar a niños y niñas con alguna condición de discapacidad), destaca que promover estereotipos para niños con autismo, especialmente por su conducta y su forma de interactuar con el mundo, nunca es bueno, por lo que también se hace necesario educar a sus familias: “Los estereotipos no son rebeldía, son autorregulación. Capacitamos y sensibilizamos a las familias para que lo comprendan, porque es parte de su diagnóstico y de su bienestar diario” dice y añade que cambiar la mirada de los adultos mejora el bienestar de los niños.
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La mayor barrera en la adultez
Si bien en Colombia se ha venido promoviendo una cultura laboral y productiva incluyente, las barreras que enfrentan las personas con autismo no se manifiesta solo en su infancia, sino que se siguen presentando en su etapa adulta; en el ámbito laboral, sobre todo. Aunque en Colombia aún no existen cifras oficiales respecto a la tasa de desempleo que enfrentan las personas con autismo, a nivel internacional la Organización Europea del Autismo señala que allí esa cifra es del 85%, lo que podría indicar un panorama mucho más desalentador en nuestro país.
En Colombia, si bien la Ley 1618 del 2013 en su artículo 13, establece el derecho de todas las personas con discapacidad para acceder a un trabajo digno y las rutas para acceder al mismo, las cifras con las que comenzamos este especial nos muestran un panorama que tampoco es alentador, pues tan solo un 23% de colombianos con alguna discapacidad hoy tienen acceso a un empleo formal.
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Así pues, el camino por derribar estigmas sigue siendo farragoso e inestable, el punto de llegada se avizora lejano, pero nunca será inútil enriquecer el debate a partir de las reflexiones que surgen en estos espacios; quizás esta sea la ruta más inmediata para alcanzar una sociedad más incluyente y comprensiva.