La última visita de Botero a su plaza
Por: Stefanía Bedoya, Gómez, Ana María Chaverra, Mariana Giraldo Benítez, Paulina Olaya Caro, Shirly Valentina Poche, Samuel Sánchez López (Textos y fotografías)
Septiembre 29 de 2023
Fernando Botero, el renombrado artista colombiano nacido en Medellín en 1932, falleció el 15 de septiembre de 2023. Reconocido por su estilo distintivo de figuras redondas y voluptuosas inspiradas en el arte precolombino, Botero se destacó como uno de los artistas más importantes de América Latina. Aunque su formación artística fue mayormente autodidacta, comenzó a ilustrar en el suplemento literario del diario El Colombiano en 1948. A lo largo de su vida, dedicó su tiempo al arte y la cultura, exhibiendo su obra en Bogotá y Europa, pero siempre manteniendo un vínculo especial con Colombia, como se refleja en los regalos que hizo a su ciudad natal, Medellín, incluyendo las icónicas esculturas de la Plaza Botero y las pinturas del Vía Crucis donadas en 2012.
La Plaza Botero es un icónico rincón de Medellín, ha sido testigo de una evolución fascinante a lo largo de los años, marcada significativamente por la vida y legado del mismo maestro Fernando Botero. Dentro de la Plaza, se encuentra el Museo de Antioquia y en él, la Sala de Fernando Botero, la cual alberga una impresionante colección de las obras del renombrado artista colombiano. En este museo, los visitantes pueden disfrutar de su estilo característico de figuras exuberantes y redondeadas. Las pinturas de Botero en este espacio reflejan una amplia gama de temas, desde retratos hasta escenas cotidianas y composiciones históricas reinterpretadas con su distintivo toque.
Este espacio público, situado en el centro de la ciudad, ha sido un escenario emblemático de la transformación artística y cultural de Medellín, que ha evolucionado tanto antes como después de la muerte del maestro Botero. En este informe, exploraremos las condiciones de la Plaza Botero en tres etapas clave: antes, durante y después del homenaje de este influyente artista colombiano.
Esperando la llegada
El 25 de septiembre llegó el cuerpo de Fernando Botero a la plaza nombrada en su honor, la última vez que el artista la visitaría. Desde muy temprano, la Alcaldía de Medellín se encontraba realizándole limpieza al lugar. Sin embargo, indagando sobre este hecho, uno de los vendedores artesanos de la Plaza, llamado Jhon Alexander, menciona que anteriormente, eran ellos los encargados de realizar limpieza del lugar y poder conservarla en buen estado. De acuerdo con lo anterior, una funcionaria de Emvarias, una empresa que hace parte del grupo EPM, enfocado en la responsabilidad social y ambiental, argumenta que la limpieza de la plaza la solicita el museo y que diario se encuentran tres operarios trabajando en diferente horario: de cinco a nueve, de nueve a una y de una a cinco asegurando el aseo que necesite la Plaza.
La Plaza es un centro de acopio para vendedores ambulantes, pues está ubicada en pleno centro de la ciudad. Dentro de los cuales, los más antiguos, llevan más de veinte años trabajando por la zona, mientras que los más nuevos, llevan entre seis y siete años. A pesar de que se realizaría un acontecimiento importante, estos vendedores se encontraban trabajando dentro de la plaza de forma cotidiana, lo que, según Mariana Ríos, coordinadora de Zonas Seguras y los artesanos, no es permitido por espacio público. Esto debido a que existe una asociación llamada AsoBotero, encargada de regular a los trabajadores informales que rodean la zona.
Aquí la entrevista con Mariana Ríos 👇🏻
Como menciona Mariana Ríos en la entrevista, los vendedores ambulantes no son las únicas personas que rodean la plaza, los habitantes de calle son una población común del centro de Medellín. Por lo que la secretaría de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos, viene haciendo un programa de atención integral y acompañamiento a la población habitante de calle desde el 2015. La idea de este programa es brindar atención en salud mental e integral a dichas personas, para promover su integración social. Sin embargo, para que estas personas puedan acceder a este espacio deben de cumplir tres requisitos principales que son: asistir sobrios, sin haber consumido ninguna droga y despojarse de todas sus armas, por lo que muchos se niegan a participar.
Debido al fallecimiento de Botero, y en honor a él y a sus palabras, que siempre invitaron a que la plaza fuera pública, en su homenaje el ingreso al Museo de Antioquia y Sala Botero fue completamente gratis y estuvo abierto a todo el público.
Homenaje en marcha
La llegada del cuerpo del Maestro Fernando Botero al museo fue el 26 de septiembre, minutos antes de las 9 de la mañana. En la entrada del museo se organizó una calle de honor, vigilada por militares y agentes de policía, en anticipación de la llegada del eminente pintor. El féretro llegó con la bandera de Colombia y un crucifijo en la parte superior, representando el profundo respeto y admiración que la sociedad sentía por el Maestro Botero.
Los nietos de Botero, Nicolás y Felipe, así como su hijo Juan Carlos, tuvieron el honor de cerrar el homenaje con conmovedoras palabras de agradecimiento hacia todos los antioqueños por el afecto brindado al maestro a lo largo de su vida.
La Orquesta Filarmónica de Medellín acompañó los últimos momentos del acto con una emotiva interpretación musical, mientras que en las pantallas se proyectaron los mejores momentos de la vida y obra del artista durante su tiempo en la capital antioqueña.
Fotos extraídas del Twitter de Aníbal Gaviria
Seguidamente, el ataúd fue trasladado al velatorio ubicado en la Sala del Concejo de Medellín del Museo. Numerosos residentes de Medellín se reunieron en la plaza para despedir al destacado artista, quien, como pintor, escultor y benefactor, llevó la fama de la ciudad y la región a escala global.
Jhonatan Alexander Quintero, coordinador del conteo e ingreso de personas a la Sala Botero informó que ese día, 5.321 personas visitaron el cuerpo del maestro, lo cual muestra el impacto que tuvo en la vida de las personas y el profundo respeto que se le tenía en su tierra natal.
Daniel Quintero, alcalde de Medellín y Aníbal Gaviria, gobernador de Antioquia también presenciaron el homenaje del maestro, compartiendo información en sus redes sociales.
El miércoles 27, el féretro de Fernando Botero se encontraba en el segundo piso de su museo. La entrada se planteó de manera muy organizada, permitiendo a los ciudadanos locales y extranjeros, hacer el recorrido para darle el último adiós al artista. El cual constaba únicamente de acercarse a la cámara ardiente, donde se encontraba el ataúd cerrado completamente. De igual forma, las fotos y los videos estaban prohibidos dentro del Museo por temas de respeto al artista. Al finalizar el recorrido, el Museo de Antioquia, junto con la casa de funerales La Abadía obsequiaron a cada uno de los visitantes un memorable recuerdo del artista.
Fuera del museo, la situación no había cambiado mucho. Los vendedores pertenecientes a AsoBotero laboraban con normalidad en la plaza. De igual forma lo hacían los vendedores que no hacen parte de la Asociación, solo que estos se cuidaban más de que la policía y espacio público no se percataron de su labor. Por otra parte, los visitantes, tanto locales como turistas, se veían fascinados por las esculturas y por los artistas que se encontraban aquel día. Por ejemplo, se encontraba sentada en una esquina de la plaza Mireya Terán, una mujer que pretendía recrear una obra de Botero. Vestida de un traje que le cubría todo el cuerpo, pintada de bronce de la cabeza a los pies, acompañada de un muñeco, simulando a un bebé.
Ella, en una entrevista, comentó que el maestro Botero en su vida había sido un mentor. “Me parece increíble como su propuesta es mostrar la mujer sensual, voluminosa. Para mí es increíble recrear estas obras”. Argumentó Mireya. Sin embargo, en horas de la mañana, Mireya tuvo un inconveniente con Espacio Público, pues estaba cobrando $2.000 pesos por una foto junto a ella. Según la entidad, esta acción atenta contra los derechos de autor que tienen las obras del artista, ya que ella no se puede lucrar de esta representación.
Además de Mireya, muchos otros artistas se encontraban en la Plaza, que representa un gran atractivo turístico para las personas que la visitan. Algunos pintores haciendo retratos, imitando fotos de Botero y réplicas en miniatura fueron unas de las muestras que se podían adquirir. La mayoría de ellos se encontraban allí con la autorización de AsoBotero y se identificaban con un chaleco de color azul.
Al hablar con Alberto Ávila, representante legal de la asociación, argumenta que hace un año, los vendedores más antiguos de la Plaza, en busca de la legalización, pidieron formar AsoBotero, por lo que la mayoría de los miembros llevan más de 20 años trabajando allí.
Además, Ávila comenta que él como representante no pide dinero para ingresar, ni cuotas semanales. “Esta es una asociación para ayudar, no para quitarle a las personas”, añade. Sin embargo, explica que pertenecer a AsoBotero no les da el derecho a las personas para trabajar en la plazoleta. Ese permiso lo da Espacio Público, y ese aval solo se da demostrando un estado de vulnerabilidad y entrando a una mesa de trabajo.
El último adiós a Botero
El 28 de septiembre, se llevó a cabo un emotivo evento en honor al maestro Botero. Su cuerpo fue trasladado desde el Museo de Antioquia hasta la majestuosa Catedral Basílica Metropolitana de Medellín, donde se tenía programada una misa a las 11:30 de la mañana. Durante este proceso, el artista fue acompañado por sus tres hijos, por la fuerza pública y por cinco imponentes caballos que rodearon el lugar.
Sin embargo, a esa hora, gran parte del Parque Bolívar, donde se encuentra la Catedral, estuvo cerrado al público debido a la multitud de personas que se congregaron para rendir homenaje al maestro Botero. La Catedral Basílica Metropolitana estaba llena de personas que deseaban participar en la ceremonia y que, a su llegada, recibieron el cuerpo con pañuelos y bombas blancas que decían: “Adiós maestro Botero”.
La misa en la catedral se llevó a cabo en medio de una intensa lluvia y duró aproximadamente hora y media, un momento que agregó un componente adicional de emotividad a la ceremonia y que según comentarios de los admiradores de Botero, “reflejó la tristeza que embargaba a la comunidad en ese día”. Mientras tanto, en la Plaza Botero se desmontaba la tarima que había sido utilizada para rendir homenaje al ilustre artista. Esta plaza, que ha sido testigo de la obra y legado de Botero, se preparaba para volver a su estado habitual tras el evento conmemorativo.
Durante la ceremonia, el Gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, realizó varios anuncios importantes:
“Vamos a bautizar con el nombre del maestro Fernando Botero a 9 instituciones educativas una en cada una de las subregiones del departamento para que él esté presente allí entre los niños y los jóvenes con su cultura y su legado.
En segundo lugar, vamos a bautizar también con el nombre insignia del maestro Fernando Botero, al intercambio vial que vamos a empezar en octubre próximo en las vías de residuo del aeropuerto José Maria Córdova.
Y el tercer homenaje en el oriente antioqueño ese que el maestro también quiso tanto, Rionegro, Medellín, como Antioquia, como Colombia. En el oriente Antioqueño se debe construir a futuro un gran centro de eventos y convenciones internacionales”.
Después de que finalizó la ceremonia, el cuerpo del maestro Botero fue trasladado al aeropuerto Olaya Herrera para su retorno a Bogotá. Allí, será cremado y sus cenizas serán enviadas posteriormente a Europa. Según una entrevista brindada a BluRadio por su hija, Lina Botero, el pintor encontrará su última morada en el cementerio de Pietrasanta, una localidad situada en la costa norte de Toscana, Italia. Este lugar es el mismo en el que descansan los restos de su esposa, Sophia Vari, quien falleció tras una larga lucha contra un cáncer que padeció durante muchos años.
Tras su última visita a la Plaza Botero, el maestro por fin descansará al lado de su musa, tal como fue su deseo. El centro de Medellín siempre contará con un pedacito de su arte para recordarlo y hacerle honor.
“En la Plaza Botero, su arte vive para siempre.”