¿Y en el departamento de Antioquia ha habido monarquía simbólica aquí?
Todo comenzó con el presidente Mariano Ospina Pérez, cuyo legado político dejó una huella duradera. Incluso después de su mandato, su hijo se convirtió en gerente de la Caja Agraria del gobierno Mariano Ospina Hernandez, demostrando que en Antioquia, los apellidos sí cuentan. Ello lo refuta de manera más ampliada Alberto Donadío:
“La familia Ospina Pérez falleció en el 76 y doña Berta tuvo alguna presencia más a través de sus columnas periodísticas, pero el hijo del presidente Ospina Pérez fue gerente de la Caja Agraria del gobierno de Mariano Ospina Hernández, pero digamos que los hijos de él hubo, dos o tres que entraron al narcotráfico y quedaron descalificados, pero ya la familia Ospina Pérez en Antioquia no tiene hace mucho tiempo poder político. El partido conservador estuvo dividido en los años 40 en dos facciones: el de Laureano gómez, el laurianismo, y el ospinismo de Ospina Pérez, y entonces muchos conservadores optaban por uno o por otro en Antioquia, obviamente la facción más fuerte fue la de Ospina Pérez que se reflejaba en El Colombiano, que no era un periódico laureanista, sino que era un periódico abiertamente ospinista por el paisanaje y porque Ospina Pérez era antioqueño. Pero ese poder si dejó de existir y luego han surgido otros clanes más recientes que más que perpetuarse a través del apellido, se perpetúan a través de los miembros de esos clanes o mafias y ahí hay un toque muy importante de corrupción.”
Gracias @ParcheCapuchino
— Guado URIBISTA (@gustavoadolfomu) April 10, 2021
Comparto mi columna del día de hoy y adjunto fotografías del Coronel y Mayor Carvajal Muñoz; también adj. fotografía histórica de los Presidentes Valencia Muñoz y Mariano Ospina Pérez con su esposa Bertha. https://t.co/jgo9I7rwCZ pic.twitter.com/FX0exemx4w
Así, con el pasar del tiempo, ese poder político heredado de la familia Ospina, se fue desvaneciendo, dando paso a nuevas familias y nuevos apellidos, o como dice Donadío nuevos clanes y mafias, en la escena política antioqueña. En lugar de perpetuarse a través de apellidos ilustres, estos nuevos poderes se establecieron por medio de la corrupción y la conexión política urbana. Atrás quedaron los días en que la herencia política se basaba en apellidos nobles y prestigiosos. Ahora, lo que vemos es una herencia política que se transmite a través de pertenecer a grupos corruptos y tramposos, donde la única “nobleza” que se respeta es la astucia en el juego político.
Entonces, la monarquía simbólica del departamento de Antioquia puede haber perdido a sus reyes y reinas tradicionales, pero los nuevos delfines políticos, más allá de llevar apellidos que sean lindos de escuchar y hasta de ver, parecen preferir trucos o maquinarias que ya son normales en el panorama político. ¡Vaya época más emocionante para la política en Antioquia!