El Ángel que cambió la historia del maltrato animal en Colombia
Por Yorladis Beltrán, Juan José Ramírez y Laura Upegui

Durante un largo tiempo, el maltrato animal en Colombia fue un ladrido sin fuerza, un maullido que se apaga, un dolor sin voz. Era una realidad a la que animales domésticos y silvestres debían someterse, pues una gran cantidad de amos, tanto rurales como urbanos, creían que estos seres no sentían dolor, por el contrario, eran tratados como objetos y en muchas ocasiones, sin compasión alguna.
Los casos de abuso quedaban impunes entre la rutina de las calles y la indiferencia de las autoridades. Golpes, violaciones y abandonos eran el día a día de los animales, como si su dolor no tuviera peso en la ley, pues Colombia no contó con una norma que protegiera a los peluditos hasta 1989, que fue cuando se creó la Ley 84 y el país dio su primer paso hacia una legislación en busca de la protección de los animales.
Sin embargo, hasta ese momento, esta ley se quedaba corta frente a la crueldad; las sanciones eran mínimas y el maltrato era considerado como una falta menor. Algunos rescatistas se convirtieron en defensores de los animales, mientras que las autoridades, por su parte, no contaban aún con las herramientas judiciales para intervenir. En 2016, la Ley 1774 reconoció finalmente a los animales como “seres sintientes” y no como simples objetos. Este cambio jurídico abrió la puerta a nuevas sanciones y castigos para los agresores.
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Ángel, un héroe de cuatro patas
Ángel era un perro criollo que vivía en Saboyá, Boyacá, y que, un día sin pedirlo, se convirtió en la pieza clave para crear aquella ley que le permitiría a cada peludito tener una voz que representara su dolor ante un país con gran cantidad de víctimas por maltrato animal.
Su cuerpo fue hallado con señales de tortura, y su historia, difundida por medios y redes, generó una indignación colectiva sobre la crueldad desmedida por la que tuvo que pasar Ángel para llegar a una ley que asegurara no más impunidad frente al dolor de los seres sintientes.

Esta norma, intensifica las penas para quienes maltraten, abusen o asesinen animales, prohíbe la tenencia a agresores y exige la capacitación de jueces, policías y fiscales en beneficio de la protección animal. Además de la Ley Ángel, en Colombia hay otras medidas que regulan los derechos de los animales y permiten una protección adecuada de sus derechos como seres sintientes.
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“La Ley Ángel para el tema del activismo ha sido muy importante porque nos ha dado unas herramientas que antes no teníamos. Ahora le da facultades a la policía para que ellos puedan entrar sin una previa orden de un juez”, expresó el activista Andrés Preciado para Sextante Digital.
Ahora, la Ley Ángel representa un símbolo de avance jurídico en un país que durante décadas normalizó el abandono y el maltrato. De acuerdo con la Universidad del Rosario, las denuncias por crueldad animal aumentaron un 40 % desde la promulgación de la ley, lo que demuestra que, aunque siguen presentes numerosos casos de maltrato animal, muchos de ellos están siendo denunciados y representan una voz que se atreve a hablar por quienes no pueden hacerlo.
Conozca la labor de las fundaciones que protegen y velan por los derechos de los animales en Medellín.
Escuche aquí la entrevista completa: Historias reales desde la Fundación Kronos
“Tanto los animales que son de compañía como los animales de granja, todos tienen un sentir muy grande. Entonces, sentimos que la legislación colombiana aún no regula muchas actividades ilegales que se hacen hacia este tipo de animales, que no son considerados como seres vivos sino como carga, materia prima, materia cárnica, materia de cuero” afirmó Morelia Oicatá Castañeda, fundadora de Fundación Huellas Positivas.
Las leyes de protección animal son ahora una realidad
Pensar en el próximo reto de la Ley Ángel es tener una mirada hacia un futuro en el que la sociedad y las autoridades tengan una educación adecuada para garantizar el bienestar de los animales, teniendo presente que la ruta más acertada para hacer justicia es que los agresores sean penalizados a través de una denuncia formalizada en la Fiscalía ante la URI (Unidad de Reacción Inmediata) o en la línea de denuncia fácil que tiene esta entidad en la web.
Andrea Padilla, Senadora, activista y animalista, resalta la importancia de conocer las diferentes rutas de denuncia y en qué casos la ley ampara a los animales:
Para fortalecer los valores en sociedad y que los animales no sean quienes paguen las consecuencias, se tiene visionada una ley que ayude a prevenir los casos de maltrato y abandono, mediante pedagogías y enseñanzas sobre la importancia de la fauna dentro de la sociedad. La Ley Empatía es una apuesta por la prevención de múltiples casos que pueden ser evitados si desde una temprana edad se educa adecuadamente sobre el cuidado y la protección animal.
“La Ley Ángel ha sido una bendición porque nos está permitiendo canalizar un anhelo legítimo de justicia (…) estamos logrando audiencias en menos de 24 horas para hacer imputación de cargos y para pedir medida de aseguramiento” afirmó la Senadora Andrea Padilla. “En los seis meses transcurridos desde la creación de la Ley Ángel, son nueve los casos penalizados bajo sus reglamentaciones, lo cual es un logro porque antes era un delito excarcelable ya que la mínima establecida en el sistema penal colombiano eran 48 meses para poder pedir una medida de aseguramiento” añadió.
La creación de contenido ha sido clave para visibilizar casos de maltrato animal en Colombia, demostrando que la pedagogía también se puede dar desde las redes sociales. Creadores de contenido como Andrés Góngora se han convertido en voces importante para los animales.
Escuche aquí la entrevista completa: Las redes sociales como herramienta de visibilización
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