De hijos a perrhijos: un cambio que ya empezó
Texto SEXTANTE PRENSA edición 48
15 mayo de 2025
“Los perros nunca te abandonan, los hijos sí”. Esta frase, dicha por Dayana Guzmán, una desarrolladora de 37 años, ilustra un cambio abismal en la manera en que muchas personas ven hoy a sus mascotas y la relación que construyen con ellas.
En la actualidad, cada vez más parejas optan por criar animales en lugar de tener hijos, un fenómeno que ha llevado al auge de las llamadas “familias multiespecie”, es decir, grupos de personas que consideran a sus animales de compañía “perrhijos” y “gathijos”. Según diversos estudios, los colombianos invierten en ellos entre $160.000 y $700.000 mensuales, lo que representará, según la encuesta de la empresa Monitor y el Dane, más de $6 millones de dólares para 2026.

“La responsabilidad de cuidar una mascota no se compara con la de un hijo porque las mascotas dependen 100% de nosotros. Los hijos también, pero hasta cierta edad, mientras que los perros toda la vida van a necesitar de ti”, señaló Dayana. Esta perspectiva revela que, aunque los niños requieren mayor inversión en educación y desarrollo, eventualmente logran independencia de sus padres, mientras que los animales siempre dependen de sus dueños para alimentarse, recibir atención médica y satisfacer sus necesidades básicas. Además, una mascota, en promedio, no duraría más de 20 años de vida, lo que es una responsabilidad a “término definido” y más “barata” que la de un hijo.
Lo que hace algunas décadas parecía una idea absurda, hoy es una realidad en muchas sociedades: las mascotas han pasado de ser simples compañeros a ocupar un lugar central en los hogares. La creciente tendencia de tratarlas como hijos ha abierto un debate sobre cómo está evolucionando el núcleo familiar y cuáles son las implicaciones emocionales, económicas y sociales de dicho cambio.
Nueva tradición

Doris Arboleda, veterinaria y estilista canina, ha notado este fenómeno en su entorno profesional. “En este gremio en el que trabajo, sí se nota bastante la cantidad de personas que tratan a sus mascotas como un miembro más de la familia e, inclusive, hasta como sus propios hijos”. Tal es el caso de Luis Londoño, dueño de cuatro gatos (Cloe, Marina, Manchas y Milo), quien comparte una perspectiva similar de trato hacia los felinos. “Para mí, mis gatos son mis hijos, y aquí en la casa los consideran igual”, afirmó. Su testimonio refuerza la idea de que muchas personas han cambiado la crianza tradicional hacia sus mascotas, brindándoles el mismo nivel de amor y cuidado que a un hijo humano.
El concepto familiar tradicional ha cambiado de forma radical. En el pasado, se asumía que tener hijos era esencial para que una pareja formara una familia. Hoy, la mayoría de las nuevas generaciones eligen compartir su vida con animales en lugar de asumir la parentalidad humana.
Además, la humanización de las mascotas ha llevado a que algunas familias adopten términos como “nietos de cuatro patas” para referirse a los animales de compañía de sus hijos. Un ejemplo de ello se popularizó en redes sociales, donde una abuela —resignada a no tener nietos— expresa su cariño hacia su “nieto perruno” en un video viral compartido en la cuenta de Instagram @brunomasitv. En el clip, se escucha la frase “Abuelita, soy tu nieto y ya llegué”, mientras la mujer recibe con ternura al perro de su hija. Este fenómeno refleja un rol protagónico en la dinámica familiar contemporánea, llegando a ocupar espacios emocionales reservados para los hijos o nietos.
Cifras en crecimiento
En Colombia, el 57% de los hogares tiene al menos una mascota, según el informe “Insights Mascotas 2024” de People Media. Este estudio también revela que, en los últimos cinco años, los colombianos han invertido alrededor de $3 billones de pesos en alimentación y artículos para mascotas.
Además, según una encuesta realizada por BrandStrat en 2019, Bogotá, Medellín y Cali son las ciudades con mayor tenencia de mascotas, y dicho cambio se debe a múltiples factores, que van desde cuestiones económicas hasta cambios en las prioridades individuales.

Costo de tener hijos vs. mascotas
Tener hijos implica un gasto significativo en educación, salud y alimentación. Por ejemplo, según un estudio de BBVA Research, los primeros cinco años de vida de un niño en Colombia pueden representar un gasto de hasta $152,6 millones de pesos, mientras que el cuidado de un perro en el mismo período costaría alrededor de $55 millones de pesos. Estos costos elevados han llevado a muchos jóvenes a reconsiderar la decisión de tener hijos, buscando mayor estabilidad financiera antes de asumir tal responsabilidad. Una investigación realizada por la Universidad de El Rosario y la firma Cifras y Conceptos indica que el 61% de los jóvenes entre 18 y 32 años en Colombia tiende a no tener hijos, mientras que el 49% tiene mascotas.
Además, un informe de Kantar -una publicación – reveló que en 2022, los hogares colombianos adquirieron más comida para perros que pañales para bebés, lo que refleja una clara preferencia por las mascotas en lugar de la maternidad.“Esto es un reflejo de cómo han cambiado las dinámicas familiares y de consumo en el país, donde las mascotas han pasado a ocupar un lugar central en los hogares”, señaló el informe. Este cambio en las prioridades de consumo evidencia una nueva realidad en la que un gran porcentaje de personas opta por no tener hijos y prefiere dedicarse al cuidado de sus mascotas.
El aspecto emocional también influye en la decisión de invertir más en el bienestar de las mascotas. Perros y gatos ofrecen compañía incondicional, reducen el estrés y ayudan a combatir la ansiedad, lo que los convierte en un apoyo fundamental en la vida diaria. A esta costumbre, los expertos le han llamado “humanización de los animales”. Conexión que ha impulsado un fenómeno conocido como humanización de las mascotas, en el cual los dueños las consideran miembros de la familia e incluso las tratan como hijos.
Impacto en la sociedad
El auge de las familias multiespecie ha impulsado cambios relevantes en la sociedad. Para algunas personas, tratar a un perro o gato como un hijo es exagerado e impensable, mientras que para otras es una muestra de una clase de amor genuino.
Como si fuera poco, los cambios sociales han llevado a que incluso la legislación nacional comience a adaptarse a la nueva realidad afectiva con los animales. En Medellín, un fallo judicial de abril de 2019 reconoció el concepto de familia multi especie en un caso de custodia de una mascota, marcando un precedente significativo en la forma como el sistema legal aborda el vínculo entre humanos y animales.
En este caso, una pareja que se había separado disputaba la custodia de su perro, adoptado años atrás como parte de su proyecto de vida. La Comisaría de Familia de Belén, dirigida por Carlos Alberto Velásquez Escobar, resolvió el conflicto mediante una conciliación que estableció custodia compartida y responsabilidades económicas equitativas para ambos, con el objetivo de priorizar el bienestar del animal.
Dicho precedente judicial ha influido en decisiones posteriores, como la emitida por el Tribunal Superior de Bogotá en 2023, que reconoció a una perrita como miembro de la familia en un caso de disputa entre exparejas. El tribunal argumentó que no reconocer la protección de la familia multi especie sería desconocer la mejor y actual interpretación de la Constitución Política, especialmente cuando estas necesidades ya se han expresado por la ciudadanía al acudir a la jurisdicción ordinaria solicitando que se regulen las visitas a sus animales domésticos.
Estos avances legales reflejan una transformación en la concepción de la familia en Colombia, reconociendo que los animales de compañía pueden ocupar un lugar como integrantes de familias humanas, situación susceptible de protección como realidad social.
Para concluir, la transformación de la estructura familiar en Colombia evidencia una tendencia creciente hacia las denominadas “familias multiespecie”, donde las mascotas son consideradas miembros plenos del hogar. Este fenómeno responde a factores económicos, sociales y emocionales que han llevado a muchas personas a optar por animales de compañía en lugar de tener hijos. Estudios recientes indican que el 67% de los hogares colombianos posee al menos una mascota, y el gasto en su cuidado alcanzará los $6.1 billones de pesos para finales de 2026.

Además, el reconocimiento legal de estas nuevas estructuras familiares ha avanzado, como lo demuestra el fallo judicial de Medellín en 2019, que estableció la custodia compartida de una mascota en un caso de separación de pareja. Este precedente ha sido seguido por otros tribunales, reflejando un cambio en la concepción de la familia y el reconocimiento de los derechos de los animales.
En conclusión, la sociedad colombiana está redefiniendo el concepto de familia, incorporando a las mascotas como integrantes esenciales del núcleo familiar. Este cambio cultural y legal plantea nuevos desafíos y oportunidades para la convivencia y el bienestar de todos sus miembros, humanos y no humanos.
¿Es más fácil cuidar un hijo que un perro?
Puede sonar raro, pero muchos jóvenes se han hecho esta pregunta. Para Dayana Guzmán, la respuesta no es tan obvia: “La responsabilidad de cuidar una mascota no se compara con la de un hijo porque las mascotas dependen 100% de nosotros. Los hijos también, pero hasta cierta edad, mientras que los perros toda la vida van a necesitar de ti”.
Y tiene sentido. Los hijos, con el tiempo, se vuelven independientes. En cambio, un perro siempre va a necesitar que le den comida, lo lleven al veterinario, lo paseen y estén pendientes de él.
Además, cuidar bien a una mascota también cuesta. En Colombia, el mercado de productos para animales creció un 30% en 2024. Cada vez más personas compran comida premium y gastan en servicios especiales para sus peludos. De hecho, el 28% de los dueños gasta entre $190.000 y $374.000 al mes, y un 17% llega a invertir hasta $745.000. Y sí, más de la mitad de los encuestados por Rover.com confesó que en Navidad gastó más en regalos para sus mascotas que para sus amigos o familia.
Así que, aunque no se trate de cambiar pañales ni pagar matrículas, tener una mascota también es una gran responsabilidad… y no precisamente barata.