Un domingo que no llega, el abandono del adulto mayor en Medellín
Aunque la ciudad destina millones en programas de atención, las denuncias por negligencia, maltrato y abandono crecen en los hogares geriátricos. El envejecimiento poblacional ya no es solo un dato demográfico: es un espejo del desinterés social y del fracaso del Estado en garantizar un cuidado digno.
20 de noviembre, 2025
Por: Ana Sofia Hernández, Natalia Velásquez, Juan Guillermo Vásquez, Harvery Muñoz
Por las mañanas, doña Elvira se sienta junto a la ventana del hogar donde vive desde hace tres años. Observa la puerta, aunque para ella no es habitual esperar a alguien: “Mi hijo dice que trabaja mucho, pero antes venía los domingos”, dice en voz baja, con una mirada que se apaga lentamente. Como ella, muchos adultos mayores en Medellín pasan sus días esperando una visita que nunca llega.
La escena, aunque cotidiana, retrata un problema cada vez más grave: el abandono de adultos mayores dentro de los hogares geriátricos, una problemática que expone la indiferencia de la sociedad y las fallas del Estado en garantizar un cuidado digno, y que hoy se perfila como un problema social en una ciudad que envejece rápidamente.

De acuerdo con los datos del Concejo de Medellín, la población mayor de 60 años supera las 492.000 personas lo que equivale al 19% de la población, con los barrios Laureles, El Poblado, Belén, La América y Guayabal a la cabeza en índices de envejecimiento. Sin embargo, los niveles más altos de vulnerabilidad se registran en Robledo y el Doce de Octubre, donde muchas familias viven del día a día y el cuidado de los mayores recae sobre otros adultos mayores.
El Distrito destinó cerca de $108.000 millones de pesos para programas de atención a esta población, pero, detrás de esas cifras optimistas, las denuncias crecen. La Personería de Medellín y organizaciones civiles advierten que varios hogares geriátricos presentan casos de negligencia, maltrato y abandono emocional, sobre todo en instituciones privadas que operan sin suficiente vigilancia o personal capacitado.
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El personero distrital, Mefi Boset Rave, reveló que solo en 2024 se atendieron 2.932 asesorías y se interpusieron 1.145 tutelas relacionadas con vulneraciones a los derechos de personas mayores, principalmente contra las EPS por falta de atención médica oportuna. La soledad, la depresión y los intentos de suicidio también van en aumento. Por otra parte, el cabildante Santiago Perdomo alertó sobre un incremento del 25 % en los intentos de suicidio entre adultos mayores en la ciudad.
El panorama nacional no es menos preocupante. En septiembre de 2025 la Corte Constitucional de Colombia ordenó al Gobierno diseñar, en un plazo de dos años, una ley integral de protección a los adultos mayores. El alto tribunal enfatizó que el cuidado no es solo una carga familiar, sino un derecho social, y que su garantía requiere la corresponsabilidad del Estado, la familia y la sociedad.
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El Instituto Nacional de Medicina Legal, en su boletín de enero de 2025, reportó un incremento de hasta el 83 % en los casos de violencia y lesiones no fatales contra adultos mayores frente al mismo periodo del año anterior. Aunque muchas de estas agresiones ocurren en el entorno familiar, también se han registrado dentro de hogares geriátricos. Hasta el momento, no se han publicado datos más recientes.
A la problemática del abandono se suma la precariedad económica. Según el centro de estudios económicos ANIF (Asociación Nacional de Instituciones Financieras), más del 27 % de la población ocupada en Colombia son adultos mayores, y el 69 % de ellos se considera jefe de hogar, es decir, aún sostienen económicamente a sus familias. Muchos trabajan en la informalidad, con bajos ingresos y sin protección social.
En Colombia, la Ley 1850 de 2017 establece que los hijos, nietos, bisnietos, hijos adoptivos e incluso los hijastros tienen la obligación de responder económicamente por los adultos mayores en situación de abandono o sin recursos. Quienes incumplan esta responsabilidad pueden enfrentar penas de prisión de 4 a 8 años y multas de 1 a 5 salarios mínimos legales mensuales vigentes.
En Medellín, el envejecimiento ya no es solo un signo de madurez, sino un desafío ético y humano. Los hogares geriátricos, pensados como refugios para la vejez, hoy son el escenario más visible del abandono. Entre camas ordenadas y rutinas programadas, cientos de adultos mayores enfrentan una soledad que no responde a la falta de recursos, sino a la falta de afecto y presencia familiar.