La odisea de los jóvenes por una vivienda
En Medellín, para los adolescentes tener casa propia no se ha convertido en un sueño sino en una pesadilla. Entre los arriendos tan elevados, créditos inaccesibles y sueldos que no rinden, la ciudad crece, pero los espacios para empezar una vida también se encogen.
18 de noviembre de 2025
Por: Valentina Rosero Arcila, Jana Cano Ospina, Samantha Hernández, Maria Camila Henao Cañas, Salomón Jaramillo Pulido
Actualmente, la juventud colombiana atraviesa una crisis severa, la lucha por un espacio propio y la independencia financiera. La capital de Antioquia es un epicentro de frustración y costos inalcanzables. La ciudad de la eterna primavera, tiene precios de la vivienda nueva que subieron un notable 10,4%. Pero si la compra es ya un sueño casi imposible, el arriendo se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza.
El problema reside en la geografía del deseo: chicas y chicos quieren irse a vivir a sectores más centrales, cercanos a su universidad, trabajo y comerciales, muchos no quieren sacrificar su calidad de vida en largos trayectos. Sin embargo, la búsqueda en estas zonas se ha vuelto irrealizable.
Como indica Beatriz Botero, abogada y notaria dedicada a las bienes raíces al mencionar que “los jóvenes están recurriendo más a arrendamiento que a compra de vivienda, ya que no tienen cuota inicial. No hay políticas que ayuden y tampoco están bajando las tasas de interés, fuera de eso las constructoras no están construyendo como en otras oportunidades, lo que implica entonces que hay más demanda que oferta y eso sube los precios de la vivienda”, por otra parte, afirmó Botero que “los escasos subsidios o ayudas que ha sacado este gobierno, no han sido dirigidos , especialmente a la población joven, y los jóvenes también están pensando y tienen otra óptica de la vida y fuera de eso, pues la mayoría de ellos no tiene el capital inicial para una vivienda.
La independencia cuesta caro
En barrios como Laureles, la presión del mercado ha generado aumentos mucho más drásticos, en los arriendos, llegando a cifras cercanas al 69%. Es muy fácil entender esta razón, pero desmotivante para el residente local, quien busca un apartamento en Medellín, Envigado o Sabaneta debe competir directamente con los turistas y sobre todo, con emprendedores digitales. A estos visitantes no les pesa pagar por rentas cortas, como Airbnbs, de paso a menudo cotizadas en dólares, redefiniendo el valor de la vivienda en la ciudad. Lastimosamente cceder a una vivienda siendo joven no es nada fácil, es un tema que conlleva a gran esfuerzo, ya que muchos de los jóvenes que viven solos apelan a 2 trabajos para poder tener una calidad de vida.
“Desde la psicología, el problema que tenemos nosotros los jóvenes es que no tenemos acceso, no solo por la economía, sino también por las condiciones psicosociales que nos afectan en nuestros proyectos de vida. No tenemos trabajos estables, hay presión de consumo y hay una cultura de inmediatez vivir el hoy y posponer decisiones a largo plazo” afirmó Ana Jimena estudiante del quinto semestre de psicología de la universidad católica Luis amigó.
Además, sus precios no es suficiente obstáculo, sino, la burocracia que se maneja con todo. Incluso encontrando una opción, las inmobiliarias están exigiendo unos requisitos que superan las peticiones para una visa gringa. Una persona en Medellín, por ejemplo, que intentó arrendar un apartamento de tan solo 29 metros cuadrados (básicamente un cuadro) por un costo de aproximadamente $1.200.000 pesos, pidiendo una cantidad de requisitos para tomarlo.
A pesar de que haya demostrado sus ingresos por 5.000.000 de pesos, se le exige un codeudor con propiedad raíz y para rematar, otros dos fiadores que ganen aproximadamente lo mismo o más. Así lo indica Catalina Quinchía quien trabaja para la constructora “bienes y bienes” desempeñada como coordinadora de ventas internacionales al mencionar que “este gobierno tiene muy limitados los accesos , ya que realmente un cambio de gobierno que si piense en el desarrollo y la sostenibilidad del país ve la construcción como un motor de desarrollo de la economía tal y como está concebido desde su inicio”.
“Desde una mirada muy psicológica y también una mirada social. Yo creo que la crisis de vivienda, pues para los jóvenes de Medellín no solamente tiene que ver con el tema económico, sino también con el impacto que eso genera en la percepción de, de la autonomía y de la estabilidad para las personas. Muchas personas, muchos jóvenes sienten esa frustración o esa ansiedad notar que aunque trabajen, aunque se esmeren, aunque se esfuercen, no logran acceder a una vivienda digna o, pues como independiente en su totalidad y eso retrasa obviamente procesos vitales como poder formar un hogar o construir un proyecto propio” afirmó Susana Arias, psicóloga de Red Mental.
El precio del progreso
La problemática está clara, la posibilidad de tener un hogar digno en Medellín se desvanece, y lastimosamente se va convirtiendo en un deseo frustrado, donde ni el esfuerzo ni los ingresos serán del todo suficiente para cumplir esa meta; la gentrificación no es un problema de los extranjeros, es un problema que nace debido a la falta de regulaciones que hay en Medellín. Otro problema es que no hay conciencia ciudadana, la mayoría de propietarios les sube los apartamentos a los extranjeros por qué ellos pueden pagar 10 veces más que una persona nativa, con lo cual se consiga que los precios de los apartamentos suban
“Los muchachos enfrentan crisis a la hora de conseguir vivienda por varios motivos, el primero es el geográfico, debido a que la ciudad está ubicada en un valle no hay posibilidad de expansión lo que hace que hay más demanda y menos oferta, generando que los precios de los apartamentos se eleven, otro problema es que no hay conciencia ciudadana, ya que las personas les sube los apartamentos a los extranjeros por qué ellos pueden pagar 10 veces más que una persona nativa, con lo cual se consiga que los precios de los apartamentos suban” según Ruben Morales, docente de mercadeo y analista, añadió que: “con el tema de los precios del arriendo y compra, la verdad sí creo que son desproporcionados frente a los salarios actuales, por ejemplo, y eso crea una sensación de que nunca es suficiente. Entonces, eso afecta también el bienestar emocional y genera, pues, como consecuencia, cansancio o como, como una desesperanza.Además de que, obviamente, en Medellín, aunque tiene espacios que son pensados, pues como para los jóvenes, para nosotros, sigue siendo una ciudad bastante costosa en términos de vivienda y los servicios que tener una vivienda conlleva”.
A medida que la ciudad evoluciona, los jóvenes enfrentan un reto que trasciende lo económico, la creación de su identidad y su propio porvenir. La vivienda ha llegado a representar estabilidad y autonomía, y la dificultad para acceder a ella provoca sentimientos de frustración y desánimo en la juventud. Este escenario no solo impacta su salud emocional, sino que también restringe sus posibilidades de crecimiento tanto personal como profesional.
“Creo que la educación económica es importante pero sin fuentes de ingresos que permitan vivir cómodamente, las condiciones de Medellín son muy hostiles para jóvenes independientes que a duras penas generan un salario mínimo o poco más al mes” indicó Juan Lorenzo Calle, arquitecto.
Para concluir, a pesar de las dificultades, existe un sentimiento de esperanza en jóvenes que buscan un lugar digno para vivir. La capacidad de recuperarse, la originalidad y el deseo de colaborar pueden ser los impulsores de la transformación necesaria para mejorar la situación actual, con el respaldo correcto y un énfasis en la inclusión. Medellín tiene la posibilidad de brindar un futuro más prometedor a la juventud, donde cada joven pueda crear su propio hogar y forjar su propio camino.
