La historia de Medellín también se cuenta con música. Cada época tuvo sus propias melodías y en este artículo se traza una línea de tiempo musical desde los discos del tango hasta el reguetón en las plataformas digitales.
1 de octubre del 2025
Por: Julián Holguín, Katherin Valencia, Natalia Velásquez, Valeria Sarrazola, Laura Ávila.
Medellín es conocida como la ciudad de la eterna primavera, pero no solo por su historia de flores sino por sus melodías, su ritmo y su música particular. Una ciudad apasionada que durante las décadas de 1940 y 1950, sonaba tango puro, en todas las fondas del centro de Medellín, esto era mucho más que música. La radio y los primeros vinilos hicieron que artistas como Gardel, Julio Sosa y Libertad Lamarque se popularizaran.
Para ese entonces Medellín también empezaba su proceso de modernización, y encontró en el tango un refugio. Nada de eso fue en vano, Medellín es hoy considerada una de las capitales del tango en América Latina, después de Buenos Aires y Montevideo.
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Cociendo los hilos de la memoria, la Medellín de 1940 y 1950
“Siempre a través del tango hubo algarabía, risas, recuerdo… llegaban con bandoneón y violín. Iban llegando todos con sus instrumentos musicales, su elegancia, sus coqueteos, ellos y ellas y son quienes saben el motivo para estar ahí.”
Así recuerda la socióloga María Isabel Giraldo Velásquez aquellos años en que Medellín sonaba a puro tango. Sus palabras refuerzan la idea de una época donde en la ciudad apenas estaba conociendo los bandoneones que llegaron para quedarse.
“El tango sobre todo lo vivía a través de las historias que me contaban. Me contaban que en Medellín, en los años 20 —precisamente en el año del nacimiento de mi madre, Elena—, se hizo popular en los barrios de los trabajadores. El tango y ese impacto que tuvo en la década de los 80 se repitió, y ya había más de cien establecimientos dedicados al tango en Medellín”, recuerda.
Giraldo habla de lugares como La Valladera o el tradicional Barrio Triste, que en su momento fueron el corazón del ambiente tanguero de la ciudad. Aunque muchos de esos sitios ya desaparecieron, algunos aún conservan viva la esencia de la época. Cada año, en la última semana de junio, Medellín revive esa pasión con el Festival Internacional de Tango, que conmemora la muerte de Carlos Gardel, ocurrida el 24 de junio de 1935, cuando el avión en el que viajaba se accidentó en el aeropuerto Olaya Herrera.
Espacios como el Salón Málaga o las cantinas de Manrique acogieron a generaciones enteras, y con el tiempo surgieron escenarios como la Casa Gardeliana, que mantienen viva la memoria de este género en la ciudad. El tango se convirtió así en un elemento patrimonial que aún hoy Medellín se honra.
Con voz pausada, Giraldo recuerda también las noches en que las copas y las miradas eran parte de la danza:
“Y las copas sedientas como una tribu y unas miradas… porque todavía siento sus pequeños y cercanos asombros que duelen suavemente, porque es como habitar la belleza y su misterio desde el recuerdo que me contiene.”

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Además de socióloga, Giraldo es poetisa, y entre sus recuerdos cita una frase que parece resumir la esencia del tango y de la memoria misma.
“La memoria siempre sirve para recordar, contar y transformar el dolor, pero llegar a la alegría.”
Gabriela Gil
Corporación Jurídica Libertad
El parche de la Guasca
La música guasca es un género tradicional originario de los departamentos colombianos de Antioquia y el Eje Cafetero que surge entre los años 1930 y 1940. El género caracterizado por ritmos vivos y letras llenas de poesía popular, representa la identidad y las vivencias del campesinado de Antioquia. A través del tiple antioqueño, la guitarra y a veces la bandola, la guasca narra historias de amores, labores agrícolas, montañas y tradiciones ancestrales, fungiendo como un vínculo sonoro entre el pasado y el presente que resiste los cambios sociales y urbanos.
En la ciudad de Medellín, un lugar emblemático para la música guasca es el Bar Colón, ubicado cerca al parque de San antonio y con una trayectoria de más de 35 años. Este bar se ha convertido en un punto de encuentro para las comunidades antioqueñas radicadas en la capital, más que un establecimiento de venta de licor; es un espacio cultural que ha apoyado consistentemente a los artistas de guasca. Quienes se reúnen los fines de semana para disfrutar de la música en vivo. Según John Jaime, testigo y visitante del lugar, el Bar es reconocido por su ambiente familiar y su clientela diversa, que va desde jóvenes hasta adultos mayores, unidos por la pasión por este género musical.
El cariño por la música guasca hacen del Bar Colón un referente importante en Medellín, que aún no ha sido declarado patrimonio cultural, pero que con el tiempo seguramente será reconocido como tal. La guasca sigue viva gracias al entusiasmo de sus seguidores, tanto jóvenes como mayores, que la mantienen vigente y la transmiten entre generaciones, conservando así un patrimonio musical valioso que refleja la esencia del campesinado antioqueño y de toda una región.
Del tiple a la guitarra, pero eléctrica
Ahora bien en los años 60 y 70 el rock entró a sonar en la ciudad. El rock en particular estuvo ligada a la llegada de los movimientos juveniles GÓ GÓ y YE YE a Latinoamérica, y los primeros en recibir esta influencia extranjera adaptándola y usándola como vehículo para la reivindicación social fueron Los Yetis.
Carlos Acosta, director del MUROCK (museo del rock de Medellín) explica que Medellín fue un epicentro del rock por su naturaleza industrial y “dura”, además, poseía el 95% de la industria discográfica lo que significó una gran ventaja estratégica.
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En la década posterior la influencia musical extranjera seguía presente, y el impacto mundial del festival norteamericano Woodstock (1969) fue tal que en 1971 se realizó el festival de Ancón en La Estrella. El evento realizado entre el 18 y 20 de junio que emulaba al estadounidense, tuvo un impacto significativo cultural para las juventudes de la época y la historia del rock colombiano.
Este acontecimiento no estuvo exento de críticas. En una época de conservadurismo y presión eclesiástica, no era de extrañarse que los excesos del festival fueran vistos como un atentado a la moralidad social y religiosa. La controversia llegó a afectar incluso al alcalde de Medellín Alvaro Villegas Moreno, que tuvo que dejar su puesto por apoyar el festival.
Según Acosta, luego de Ancón, otro hito fue la batalla de las bandas en 1985, que impulsó dos sonidos viscerales y distintivos de Medellín: el metal medallo y el punk medallo. Esta nueva ola más metalera que dominó la segunda mitad de los 80, vio nacer grupos locales de renombre como Ekhymosis y Kraken.
Escuche aquí la entrevista completa a Carlos Acosta:
La Fiebre que Empezó en las Calles de ‘Medallo’
Con la llegada del nuevo milenio, Medellín comenzó a escribir un nuevo capítulo musical. El género urbano es una categoría amplia que engloba estilos como el reggaetón, trap latino, dancehall, rap y fusiones contemporáneas que provienen de contextos populares y urbanos, en este fragmento nos enfocamos en el reguetón.
El reggaetón como tal tiene sus raíces en Puerto Rico, Panamá, y está fuertemente influenciado por el reggae y dancehall caribeño, sus orígenes e inicios en Medellín se dieron a finales de los 1990 y principios de los 2000, donde la radio y las emisoras locales se apropiaron de este género y lo empezaron a poner en la ciudad.
Aparecieron grupos de artistas como 3 pesos, Fusión perreo, Golpe a Golpe y entre otros, que adoptaron el reguetón puertoriqueño a paisa. “Buche” integrante de la agrupación 3 pesos, afirma que en el año 2000 sacaron su primera canción, de manera muy underground y en el 2001 la lanzaron al mercado. A través de la disquera Discos Fuentes hicieron su primer trabajo discográfico, el cual fue pirateado y robado, y empezó a circular por las calles de Medellín.
“Este proceso fue difícil porque nos llenamos de rabia, porque nos habían robado las canciones y las sacaron así como así, pero eso a la final nos terminó beneficiando, porque la gente nos estaba escuchando y reconociendo a través del voz a voz” afirma Buche.
En Medellín las estaciones de radio acostumbradas a géneros tropicales, vallenato, salsa y otros de esta misma línea se demoraron en acoger el reggaetón, a continuación mostramos las etapas más importantes.
2020 a la actualidad, los subgéneros como trap latino, música más experimental, colaboraciones cruzadas, mujeres protagonizando, reconocimiento institucional reflexiones sobre contenido, identidad, orígenes.
2000-2005 es la etapa de germinación, donde comienzan a escucharse el reggaetón y rap en Medellín, a través de la difusión pirata e inician los primeros intentos locales.
2006-2012 es la etapa de consolidación local, donde aparecen artistas con reconocimiento regional y las emisoras locales poco a poco aceptan el género; primeras producciones más profesionales
2013‑2020 es la etapa de expansión nacional e internacional, donde estrellas como J Balvin, Maluma, Karol G consolidan carreras que trascienden fronteras. Medellín se convierte en un centro urbano clave del género.