La comida que se bota

La comida que se bota

2, diciembre 2021

Un panorama de los centros de abastecimiento de Medellín

Por: Susana González Cañas y Valentina Montoya Builes

La problemática por desperdicio de alimentos en la ciudad de Medellín no es solo un asunto de tirar comida y productos de materia prima a la basura, sino es un vistazo al plano general de lo que es Colombia, es también desperdicio de recursos en general y sobre todo, de tiempo, es un espejo que refleja claramente cómo se administra en el país, lo más preciado.


Cabe recordar que muchos de estos residuos que se acumulan contienen riesgo biológico y químico que afecta directamente nuestra salud. Hoy en día Medellín cuenta con un grave problema de contaminación ambiental, con el mal trato que se le da a las basuras, esta situación ambiental cada vez empeora aún más; es algo que afecta directamente a todos.

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Para investigar este fenómeno, se visitaron los lugares más concurridos por materia prima para alimentos en Medellín, es decir, las principales plazas, así como algunos puntos del centro de la ciudad. Empezamos con una visita al centro comercial Boulevard de Junín, enfocándonos en la revisión de los desperdicios en la zona de comidas, en el segundo piso. Tuvimos la oportunidad de hablar con encargados de la recolección de residuos y restos de alimentos.

“Todos los días son innumerables los carros de basura orgánica y no orgánica que llenamos. Pasamos por cada restaurante dos veces al día recogiendo la basura que tengan. Es increíble los kilos de comida que se desperdician día a día, tengo conocimiento de que gran parte de ellos pertenecen a desperdicios”. Nos cuenta Juan Camilo Rojas, encargado de recolectar basura en el sector de comidas.

Desde los restaurantes, los coordinadores y los chefs se encargan de reducir el desperdicio, cómo pueden contribuir, por ejemplo, en el restaurante Mis Carnes, se trata de producir lo que en estimado se consumirá en el día, sin embargo, cuando la bandeja de comida sale del establecimiento, sus manos están atadas a lo que consuma o no el cliente. El coordinador de basuras, Edison Costa, nos explica la situación.

Diariamente de la zona de comidas del centro comercial se sacan contenedores de basura llenos de comida que muchas veces contienen alimentos en perfecto estado que se tuvieron que botar. Las bolsas verdes corresponde a los residuos orgánicos, sin embargo, a veces son tantos que se quedan sin estas bolsas y recurren a las de otro tipo de residuos.

La ley 1990 de 2019

Es la ley por medio de la cual se crea la política para prevenir la pérdida y el desperdicio de alimentos.

“El objeto de la presente ley es crear la política contra la pérdida y el desperdicio de alimentos, estableciendo medidas para reducir estos fenómenos, contribuyendo al desarrollo sostenible desde la inclusión social, la sostenibilidad ambiental y el desarrollo económico, promoviendo una vida digna para todos los habitantes.”

La ley pone su mira en la cadena productiva y el consumo de los agroalimentos en Colombia y contiene iniciativas desde la producción hasta el posconsumo, pasando por las etapas intermedias de la cadena productiva como la poscosecha, la distribución y el consumo. Esta política nombra claramente el desarrollo sostenible, siguiendo esta línea es necesario mencionar entonces los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), tal vez existe coherencia entre la ley 1990 y el ODS número dos, “Hambre cero”, el cual pretende: “Adoptar medidas para asegurar el buen funcionamiento de los mercados de productos básicos alimentarios y sus derivados y facilitar el acceso oportuno a información sobre los mercados, en particular sobre las reservas de alimentos”, pero ¿existe coherencia entre estos dos y la práctica?

Para más información sobre los aportes a la política para prevenir la perdida y desperdicio de comida ingresa aquí

Para resolver la pregunta anterior nos dirigimos a la Plaza Central Mayorista de Medellín, donde don Ernesto Mesa nos cuenta lo que él hace para prevenir el desperdicio de comida en su local, luego de expresar que él no conoce de la ley 1990 del 2019.

¿Es entonces cuestión de conciencia o de políticas?

Como Ernesto, muchos vendedores de comida y materia prima previenen que la comida que todavía se puede consumir termine en la basura, algunos la donan a fundaciones de alimentos para personas en situación de calle, algunos saben de familias que necesitan estos alimentos y se los dan antes o después que termine la jornada, sin embargo, muchos de ellos hacen disposición de los puntos de residuos orgánicos de las plazas, donde desafortunadamente, terminan frutas, verduras o legumbres que a pesar de no estar en el mejor estado, se pueden consumir.

Esta pregunta se la hicimos a Ernesto, ¿Será cuestión de conciencia por parte del vendedor para evitar que los alimentos expiren?

Un problema desde el campo

Los alimentos no se empiezan a desperdiciar cuando llegan a las plazas, a los supermercados o a los almacenes de cadena, esta es una dinámica que viene desde mucho antes, en el proceso de recolecta. Los trabajadores de las fincas donde se cosechan los alimentos son los primeros en utilizar los contenedores de basura, no necesariamente por desconocimiento, es precisamente porque muchas veces no hay personal necesario para recolectar todos los cultivos.

Esto provoca que muchas frutas y verduras, por ejemplo, se dañen por completo antes de ser recogidas, uniéndose a las millones de toneladas de alimentos que se pierden. Desgraciadamente otras veces sí se trata de desconocimiento por las personas del campo, don Ernesto nos explica las situaciones que se presentan que como consecuencia tienen el desperdicio de alimentos.

Si le interesa conocer el desperdicio desde el campo, lo invitamos a ver el siguiente video

Situación en la Plaza Minorista

Uno de los mayores centros de abastecimiento de la ciudad, la Minorista, es también uno de los puntos donde más pérdida y desperdicio de alimentos se ve, en este concurrido y espacioso mercado cubierto encontramos lo bonito y lo feo de la venta al detal en Medellín.

A pesar del gran cambio que la Plaza Minorista ha tenido en los últimos años, lo primero que se nota al entrar son las condiciones en las que se tienen los alimentos, unos encima de otros, en el suelo, en empaques que no aseguran la duración de la comida, poniendo en cuestión la cantidad de productos de materia prima que diariamente se pierden o desperdician.

Preguntando por los locales de la plaza encontramos ‘Donde Lucho’ y aunque don Luis Mejía no estuvo de acuerdo con ser grabado, sí que estuvo dispuesto a compartir su experiencia y conocimiento en cuanto al tema.

“Yo le voy a ser sincero, uno aquí trata de cuidar las fruticas y las verduras lo que más pueda, pero es inevitable que se pierda una parte, todos los días vemos kilos y kilos de comida mala salir, mucha, a uno le da pesar, pero como le digo, es algo que a veces no se puede evitar, a veces llegan malas las frutas, a veces pasan con las carretas por aquí y se las pisan a uno y las dañan y pues a veces por ejemplo llega mucho de un producto y se tienen que poner muy juntas las frutas y así se van dañando,  yo trato de ser muy organizado con el local, pero sí, a veces se dañan”.

Nos dirigimos a una de las oficinas para encontrarnos con Adriana Bedoya, una de las ingenieras sanitarias del lugar, quien nos facilitó la lista de los alimentos que se les dio de ‘baja’ en uno de los principales restaurantes de La Minorista cada día que estuvo abierto desde el mes de septiembre.

La cantidad de tomates, cilantro, cebollas que por motivo de baja tiene desperdicio cubre un 70% de la lista.

Un lugar en constante movimiento por dentro y por fuera, ya que cada día llega un importante número de camiones, según doña Lucía, vigilante de una de las entradas de la plaza, entran de unos quince a veinte camiones cada hora, solo por esa entrada.

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Las millones de toneladas que se desperdician a la semana en Medellín pueden disminuir con el trabajo de cada una de las personas en la cadena de producción, distribución y consumo. Es cuestión de consumir conscientemente cuando entramos a un mercado y cuando llevamos esta comida a las casas, a continuación te dejamos unos puntos a tener en cuenta para ayudar a la disminución en desperdicio de alimentos.

Cuando las personas visitan los supermercados, claramente elegirán el producto de mejor aspecto, no quieren un mango que tenga mucho negro en su cáscara ni una manzana magullada, sin embargo, estas frutas o verduras de no muy buen aspecto pueden ser igual de deliciosas y nutritivas para las mesas.

Pequeños cambios en la conciencia del consumo son los que hacen la diferencia en las grandes cantidades de comida desperdiciada, actividades como almacenar correctamente los alimentos, saber diferencias entre la fecha de caducidad y de consumo preferente, lo cual es crucial en qué productos se venden o no, congelar adecuadamente los alimentos que lo requieren, calcular las cantidades, colocar los alimentos más viejos delante de los nuevos y planificar un menú semanal, son los que forjan una cultura de rendir y consumir responsablemente en los hogares.

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La solución empieza con el consumidor final


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