El hueco, un cruce de fronteras sentenciado

Por: María Camila Gómez Isaza

La posibilidad de salir de Colombia y encontrar grandes y mejores oportunidades por fuera del país, es el ideal de muchos de los habitantes del municipio de Donmatías.


Perseguir el sueño Americano para satisfacer las necesidades económicas y si es posible sobrepasarlas, es un objetivo enmarcado en las mentes de los Donmatieños, para quienes la obtención de la visa es el primer gran paso y en caso de que esta sea denegada, irse por el hueco es el paso siguiente.

Donmatías es un municipio ubicado al norte antioqueño que cuenta con 22 243 habitantes, y East Boston es un barrio de Boston, Massachusetts ubicado al noreste de Estados Unidos. La distancia entre estos dos lugares no es el límite para que más de la tercera parte de la población de Donmatías habite este barrio estadounidense, ni para que la colonia de latinoamericanos más grande en ese país sea esta misma.

Las estadísticas oficiales del Departamento de Estado de los Estados Unidos señalan que las visas de turismo y de negocios (B1/B2), son las más solicitadas en Colombia. Sin embargo, el 27% de las solicitudes de visas son negadas. Es por esto, que un gran número de personas parten hacia el exterior por el hueco, arriesgando su salud, su dinero y hasta su vida por lograr pasar la frontera y llegar al “paraíso”.

“El ideal es salir adelante, luchar por la familia y la falta de oportunidades en el municipio me impulsó a tomar la decisión de irme por el hueco”, cuenta Rafael Vergara, quien en 1988 con tan solo 28 años de edad, se fue a Estados Unidos de forma ilegal. Por otro lado, Víctor Emilio Lopera expone que “a mediados de 1982 estaba en apogeo el irse a Estados Unidos y también se conocía de la posibilidad de obtener un mejor futuro económico, así que todos se querían ir como fuera”.

La adquisición de bienes materiales en el exterior es mucho más fácil que en Colombia, y el hecho de hacer dinero de forma rápida y aumentar el estatus al regresar, despertó el interés en casi todo el pueblo y aún después de 34 años, los ideales continúan siendo los mismos.

 “Hay gente que se va pobre y viene con plata. Uno ve el reflejo de otras personas y pues a mí no me gusta estudiar y esa es la mejor alternativa para vivir bien”.

manifiesta Santiago Yepes, joven de 22 años quien busca la posibilidad de irse.

Atravesar la frontera

México es el país con las zonas más vulnerables para llegar a Estados Unidos de forma ilegal. Brownsville, Texas y Matamoros, Tamaulipas, en el Golfo de México hasta las de San Diego, California y Tijuana y Baja California, en el océano Pacífico.

Los peligros son innumerables y las empresas o personas encargadas de realizar los trámites para pasar inmigrantes no son confiables. Una persona se puede enfrentar a una extorsión, corre el riesgo de caer en manos de las autoridades, de sufrir daños físicos o peor aún, morir. Sin embargo, lo hace feliz el tener la esperanza de llegar a un país que le brindará todo lo necesario para forjar una buena calidad de vida.

Actualmente pasar a Estados Unidos de forma ilegal cuesta entre 30 y 35 millones de pesos, pero para quienes toman esta decisión conseguir el dinero es lo de menos. “Me presenté a la embajada pero no me dieron la Visa Americana, así que saqué el pasaporte y la visa para viajar a México. Me fui a Rionegro, de allí tomé el vuelo hacia Ciudad de México y luego hacia Tijuana. Pasé la frontera por el retén para llegar a San Diego, en la maleta de un carro”, relata Rafael.

Víctor narra sus ‘hazañas’ en sus tantos cruces ilegales. Fueron siete las veces en las que viajó al mismo país por el hueco y agradece que siempre tuvo suerte porque nunca sufrió altercados cruzando la frontera. “Yo llegué a cruzar la frontera en neumático, por el puente de emigración acompañado de un oficial mexicano, en una camioneta bajo la silla del chófer y en un furgón cerrado”, afirma.

Existen diversas formas de atravesar la frontera, unas más riesgosas que otras pero todas con un mismo fin. Las historias detrás de los cruces son impresionantes pero todo sacrificio es válido cuando finalmente se está del otro lado.

El comienzo de otra vida

Quitar la nieve de los carros, ser mesero en restaurantes, trabajar en construcción, o convertirse en aseador, son los típicos trabajos para quien llegan por primera vez al extranjero; en especial a Boston. Sin embargo, este es el más concurrido por los Donmatieños, que aunque no brinda los mejores trabajos, otorga mejores oportunidades de ganancia que las que se pueden conseguir en Donmatías.

Dos turnos y poco descanso se convirtieron en rutina para Rafael, quien durante sus tres años de estadía en Boston trabajó en todos los cargos mencionados. No se arrepiente de los sacrificios, porque después de todo, este país le dejó grandes cosas con las que hoy logra sobrevivir. Aunque este es el caso con el que se identifican la gran mayoría de Donmatieños, existe otra cara del trabajo. No tan arduo, pero sí peligroso para quien opta por conseguir mucho más dinero y de forma fácil.

“No me dediqué a trabajar dos turnos como lo hace la mayor parte de la gente. Yo empecé a hacer cruces clandestinos de marihuana y cocaína; cosas poquitas. Estuve implicado en la venta de las drogas y a los tres años me cogieron pero solo me deportaron”, cuenta Víctor.

Su vida en Estados Unidos fue desordenada, involucrarse con este tipo de negocios le causó la deportación hacia Colombia en tres ocasiones, pero él sin mucho problema regresaba al extranjero de forma ilegal. Llegó a Donmatías siendo una de las personas más adineradas del lugar, pero lastimosamente hoy tiene poco de lo mucho que consiguió porque nunca abandonó el desorden que albergaba su vida.

El regreso a Colombia se da después de 3 o 4 años, donde se supone que la estadía en Boston durante este tiempo fue suficiente para conseguir lo que un principio se quería. Se llega a Donmatías con aires de poder, casas nuevas, carros, negocios y la experiencia de haber cumplido el tan anhelado sueño americano.

Por esta razón, son aproximadamente 15.000 habitantes de Donmatías quienes se encuentran en Boston según Rafael. Santiago expone que de 20 casas que hay en su cuadra, 13 son de gente que está en Estados Unidos o que por ende llegaron de allí y Víctor agrega que aunque el número de personas que se van por el hueco es menor, el ideal de partir sigue en mente de la gran mayoría.