Terror a la colombiana

Por: Manuela Cataño Cataño

29 Marzo, 2025

El cine de terror colombiano ha recorrido un camino lleno de desafíos y oportunidades, desde sus primeros intentos en el siglo XX hasta su consolidación en la actualidad. A pesar de haber sido un género marginado en la industria nacional, su evolución ha demostrado la creatividad de los cineastas colombianos para contar historias que exploran lo macabro, lo sobrenatural y los miedos más profundos de la sociedad.

Los inicios…

El cine colombiano se introdujo en el género de terror de manera tímida, con producciones influenciadas por el cine extranjero. Durante gran parte del siglo XX, el terror fue un género inexistente en la cinematografía nacional, debido a las dificultades de financiación y a la preferencia del público por el drama y el cine social.

Uno de los primeros intentos del género fue “Pura sangre” (1982) de Luis Ospina, una película que mezclaba el thriller con elementos del horror y que estableció un precedente en la exploración de las narrativas más oscuras dentro del cine nacional. Sin embargo, el terror siguió siendo una rareza en la producción nacional durante varias décadas.

Desde los años 90 hasta principios del siglo XXI, se experimentó un resurgimiento del género gracias a incentivos gubernamentales como la Ley del Cine de 2003. Esto permitió que cineastas se aventuraran en géneros menos explorados, incluyendo el terror. Con el tiempo, el interés por este tipo de historias creció y comenzaron a surgir propuestas muchas más arriesgadas y originales.

Películas como “Al final del espectro” (2006) de Juan Felipe Orozco y “El páramo” (2011) de Jaime Osorio Márquez, demostraron que el cine de terror colombiano podía competir con propuestas internacionales. Estas películas jugaron con el suspenso psicológico, la violencia y el horror sobrenatural, logrando captar la atención de la audiencia y la crítica.

Variedad

En los últimos años, el cine de terror colombiano ha encontrado una mayor aceptación, en parte gracias a festivales especializados como Fantasmagoría, (Ver: http://festivalfantasmagoriamedellin.com) de Medellín. Estos eventos han servido como plataformas de exhibición y promoción para nuevas producciones de horror y fantasía, permitiendo que cineastas emergentes exploren temáticas diversas dentro del género.

El auge de plataformas de streaming también ha sido clave en la difusión del cine de terror colombiano, permitiendo que películas como “Llanto maldito” (2021), de Andrés Beltrán, lleguen a audiencias más amplias y demuestren que el género tiene un lugar en la industria nacional.

Hoy en día, el cine de terror colombiano se encuentra en una etapa de experimentación y crecimiento. Directores jóvenes están innovando en narrativas y estéticas, buscando diferenciarse del cine de terror tradicional y construir una identidad propia para el género en el país.

Tarea compleja, pero donde sin duda no se puede negar que inspiración para contar historias de este tipo no hace falta, pues la realidad a veces es más terrorífica que la ficción…

 LUIS OSPINA

Cali, 1949-2019 

“Pura Sangre”

 JUAN FELIPE OROZCO

Medellín, 1978

“Al final del espectro”

 JAIME OSORIO

Colombia, 1975-2021

“El Páramo”

 ANDRÉS BELTRÁN

Cali, 1986

“Llanto maldito”

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