¿Brecha de género o falta de educación?
Texto SEXTANTE PRENSA edición 48
15 mayo de 2025
Por: Manuela Cataño Cataño y María Camila Henao Cañas
¿Cuáles son las soluciones para la brecha salarial entre hombres y mujeres? Los expertos consultados coinciden en una misma respuesta: hay que apostar por la educación.

El artículo explora la persistente brecha salarial entre hombres y mujeres en Colombia, señalando que, aunque la participación femenina en la economía ha aumentado, persisten barreras estructurales como el trabajo informal, la desigualdad salarial y los estereotipos de género. Expertos coinciden en que la educación es una herramienta fundamental para cerrar estas brechas, siempre que incluya tanto a niñas como a niños desde etapas tempranas. También se destaca la importancia de visibilizar referentes femeninos y de que las organizaciones tomen medidas activas para promover la equidad laboral. El texto concluye con un llamado a la transformación cultural como base para una inclusión real y duradera.
A través de la historia, la economía ha sido marcada por destacadas transformaciones causadas por la guerra, revoluciones tecnológicas y cambios poblacionales. Pero hay un impulsor silencioso, persistente y subestimado que ha agitado las estructuras económicas del país: la mujer. Hablar sobre el desarrollo de Colombia sin tener presente el papel femenino, es contar una historia incompleta e injusta. En medio de una sociedad que todavía arrastra desigualdades, las mujeres han pasado de estar en los márgenes del sistema productivo a posicionarse como protagonistas esenciales en todos los sectores.
El avance económico de una nación no puede ser desarrollado sin la fuerza laboral que lo hace crecer, es decir, los trabajadores. En Colombia, esa fuerza ha presentado cambios importantes en los últimos años. Se habla de las mujeres; han evolucionado de ser percibidas esencialmente como guardianas del hogar a convertirse en personajes principales en la economía formal e informal. Aunque todo suena muy bien hasta ahora, el “pero” se presenta cuando se revisan porcentajes, pues la brecha laboral sigue siendo notoria; según el DANE, es encabezada por los hombres con un 76.4% mientras que las mujeres cuentan solo con 52.1%.
“Se evidencia que el rezago en el desarrollo productivo de Colombia, caracterizado por la debilidad económica y la inequidad social, afecta de manera desproporcionada a las mujeres. A pesar de los avances, persisten barreras significativas en la participación laboral, la brecha salarial y el acceso limitado a oportunidades de crecimiento”, informó Cedetrabajo en un artículo publicado en el 2024.

Las colombianas siguen enfrentándose a la desigualdad salarial y de oportunidades, que las lleva a ganar entre 12 y 20% menos. Como si fuera poco, el 48% tienen empleos informales, sin acceso a la seguridad social e inestabilidad laboral, según fuentes oficiales.
En los sectores más vulnerables, se enfrentan barreras estructurales que van más allá de la desigualdad salarial. El peso del trabajo doméstico mal remunerado y poco valorado, se evidencia en la limitación de sus capacidades evitando que accedan a mejores empleos e incluso en su desarrollo en sectores más formales y con mejores condiciones laborales.
“La mujer ha venido incursionando en el mercado laboral para ciertos ámbitos, pero también es cierto que para los estratos socioeconómicos más bajos en Colombia, las mujeres están trabajando desde que San Juan agachó el dedo”, comentó Ana Fernanda Maiguashca, ex directora del Banco de la República.
Se refleja una visión importante en su participación en el mercado laboral, lo que destaca las desigualdades socioeconómicas que influyen en los esfuerzos laborales, reconoce que ya algunos sectores y áreas de trabajo han tenido un progreso significativo en cuanto a inclusión.
A pesar del progreso de la inclusión femenina en el mercado laboral, todavía hay industrias y áreas de trabajo donde su presencia es limitada o nula. Esto refleja la realidad controvertida del valor que se les atribuye y su contribución a la economía, por otro lado conserva barreras y estereotipos que limitan su participación y crecimiento en ciertas áreas.
“Existe una barrera muy grande en que cambiamos la forma en la que educamos a las niñas, pero no cambiamos la manera en la que estamos educando a los niños. En la medida en que no cambiamos la forma en la que educamos, hay muchos espacios que para nosotros van a seguir siendo muy difíciles, porque van a seguir primero ellos pensando que las únicas que tenemos cosas por ganar en la discusión de que hay género somos nosotras”, afirmó Maiguashca.
Maiguashca subrayó la importancia de romper con estereotipos de género desde la niñez, permitiendo así que las mujeres elijan su trayectoria profesional sin la carga de las expectativas sociales, sin embargo, ¿cómo lograr esto en una sociedad donde los roles de género están tan arraigados? y ¿cuál es el papel de la educación y los padres en la formación de estas creencias y expectativas?
“Me preocupa un poco esta visión de que ahora si no hacemos cosas masculinas, entonces ya no estamos empoderadas; y pues no, la gracia es que hagamos lo que a nosotras nos gusta. Pero es muy importante que en los niveles tempranos de educación vamos derrocando estereotipos”, dijo Maiguashca.
Los cambios estructurales que requieren una inclusión justa en el mercado laboral no son sólo responsabilidad del gobierno o del sector privado, también se requiere una transformación cultural que comienza en casa, escuelas y comunidades, esto incluye un desafío de estereotipo y prejuicio que mantiene la exclusión y la desigualdad que limitan la libertad de elección y el empoderamiento.
Es esencial que se desmarquen las imposiciones que existen en los roles o actividades que tradicionalmente se han asociado a lo masculino o a lo femenino, permitiendo así que todas elijan su trayectoria profesional y puedan desarrollar sus competencias y habilidades.
Como afirmó Paola Rueda, periodista del diario ADN, “necesitamos más mujeres referentes y sí las hay, pero hay que hacerlas visibles porque como a las mujeres se les ha dicho que calladitas se ven más bonitas o que hay que bajarle el brillo, que tienen que ser un poquito más ocultas, entonces no se encuentra tan fácilmente el referente, pero sí los hay”.

Rueda también destaca la necesidad de identificar y promover el talento femenino, “las organizaciones, por ejemplo, en cuanto se hagan procesos de selección, en identificar mujeres talentosas, que sí las hay. ¿Qué te va a demorar más en el proceso de selección? Puede que sí, pero en esa terna tiene que haber por lo menos una mujer para que vayamos digamos nivelando las cargas y es que podamos acceder para ascender“. Esto propone que las organizaciones deben tomar acciones activas para así poder promover la igualdad de género en el lugar de trabajo.
Los sueldos y las posibilidades de empleo entre hombres y mujeres en Colombia son un asunto complicado que necesita una resolución completa. Es fundamental la educación y la divulgación de la habilidad de respuesta para alcanzar la equidad de género y fortalecer la participación femenina en el ámbito laboral. Es momento de que tanto las organizaciones como las sociedades en general implementen acciones específicas para fomentar la inclusión de las mujeres, incrementar las oportunidades y en consecuencia, alcanzar una sociedad más equitativa y justa.
