“Parir con miedo”: el impacto invisible del cierre de salas obstétricas en Antioquia

“Parir con miedo”: el impacto invisible del cierre de salas obstétricas en Antioquia

Por: Daniela Fuentes y Valeria García

En Antioquia, desde finales de 2023 y durante el 2024, el cierre de por lo menos 12 salas de obstetricia en hospitales tanto públicos como privados ha dejado a cientos de mujeres embarazadas sin la atención adecuada. Sin embargo, más allá de las cifras y las complicaciones para trasladarse, surge una cuestión poco investigada pero urgente: ¿cuáles son los efectos de esta crisis en la salud mental de las mujeres embarazadas, sobre todo en situaciones de vulnerabilidad? Esta es una dimensión silenciosa y muy humana del colapso del sistema obstétrico: la angustia, el temor y la ansiedad que muchas mujeres enfrentan hoy en día durante su parto.

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Las mujeres que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad, como las migrantes, indígenas o desplazadas, son las que más sufren. Muchas necesitan viajar durante horas en autobuses, motocicletas o incluso a pie para llegar a un sitio donde puedan dar a luz.

Yolibeth Sarabia, migrante venezolana de 32 años, nos cuenta: “Estaba de ocho meses cuando sentí dolores fuertes. No tenía dinero para un taxi y caminé casi dos horas con mi hermana hasta el centro de salud más cercano. Al llegar, ya no atendían partos. Me mandaron a otro hospital SOMA y parí casi en el pasillo”.  Esta situación provoca ansiedad, miedo continuo y estrés, lo que aumenta el riesgo de complicaciones tanto en el embarazo como en el posparto. 

Por otro lado, Daniela invita a mirar los cierres desde una óptica menos abordada por los medios. Aunque suele atribuirse el cierre de servicios de salud a problemas financieros, hay otras razones igual de determinantes. “Normalmente la Secretaría de Salud realiza visitas de control y, si un hospital no cumple con ciertos estándares, el servicio es sellado y cerrado hasta que se subsanen las fallas. Eso fue lo que ocurrió en el lugar donde yo trabajaba”, nos cuenta.

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Expertas como la psiquiatra Ingrid Betancurd hacen un llamado sobre el incremento de casos de depresión posparto, ansiedad y estrés postraumático en mujeres que gestaron en momentos difíciles. “El miedo que estás mujeres sienten de morir sin atención médica o a perder al bebé genera profundos efectos emocionales, sobre todo cuando no se cuenta con apoyo profesional”, mencionó.

Se proponen soluciones urgentes: abrir parcialmente salas con apoyo estatal, atención psicológica móvil, y creación de rutas obstétricas seguras. Sin embargo, la falta de coordinación entre EPS, entes territoriales y el Gobierno Nacional mantiene el sistema dividido, generando el temor y la poca confianza de tener el deseo de ser padres.

Mientras tanto, cientos de mujeres enfrentan su embarazo con miedo, incertidumbre y desprotección. En Antioquia, parir se ha convertido en una lucha silenciosa, donde la salud mental está invisible en un sistema de salud que colapsa desde lo más esencial: el nacimiento.

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